Y la gente callada, dejando que pase el tiempo en silencio sin decir todo lo que por dentro nos estamos gritando, como si tuviésemos todo el tiempo del mundo para seguir con ese miedo que nos impide avanzar, así nos va, pensando que el tiempo es eterno y que las cosas pasan una y otra vez, viviendo como si la vida se tratase de retroceder la cinta para que volviese a empezar. Mil y una oportunidades, ¿no? jé! Que más quisiéramos que fuese así, que todos los días fuesen diferentes y nunca llegase ese momento en el que tengamos que despedirnos.
Y dime, ¿Para qué?, para que queremos o deseamos una vida eterna a alguien, si ni siquiera podemos con el AHORA, si ni siquiera podemos romper ese silencio que nos quema por dentro para poder dejar libres nuestros sentimientos.
Que fácil es llorar cuando una relación acaba, cuando un ser querido fallece o cuando pasa cualquier cosa con la que no contábamos, que fácil es echarse las manos a la cabeza y en ese preciso momento pensar en qué coño hemos hecho con todo ese tiempo perdido que nosotros mismos hemos dejado atrás y que no, no vamos a recuperar.
Y ahora si ¿verdad?, Ahora si pensamos en el presente, ahora sí nos permitimos el lujo de levantarnos e ir hasta esa persona para meterla entre tus brazos .
Miremos para poder ver, ver cada día antes de girar la cara sin habernos parado antes a sentirla o hablarla, aprovechad cada momento de la gente sin miedo a que pueda pasar después, ¿y si no hay después?. ¿Quién da esos besos y esos abrazos?, ¿quién te va a hacer saber todo lo que lleva dentro?.Después.
No seamos cobardes y disfrutemos de cada sonrisa que nos puedan regalar, porque nunca habrá una igual, ni una vida esperando a la vuelta de otra esquina, esto es la vida, el ahora. Quién sabe cuánto tiempo queda para ese final o cuando guardaremos silencios para siempre.
Dime..
¿Quién desea una vida eterna a alguien que solo alimenta un silencio permanente..?
Ainara Diebich Hernández.