Si estás feliz, se acaban demasiado rápido, pese a que quieras revovinarlos mil veces. Aún así ese día permanecerá vivo en tus recuerdos para siempre.
En cambio, esos días en los que no sabes ni por qué te has levantado de la cama, el por qué has cogido ese tren para meterte en plena Barcelona para ir a la universidad.
Esos días donde cada paso que das, es una marcha atrás .
Retrocedes, olvidas cosas, te sientes inútil, un desastre que no para de empeorar.
Esos días que te gustaría adelantar para que acaben ya se te hacen eternos, como esa montaña tan alta que tienes que subir cada día un poco más, hasta que un día por fin consigas llegar al final. Pero nadie sabe que mientras la subes, tu estás aguantando, empujandote a ti misma para continuar, y esa roca que llevas encima de los hombros que tanto pesa.
Y Esque mientras tanto lo único que haces es tener ansiedad, rezar, tener la esperanza de que acabe cuanto antes, simplemente para poder respirar un poco más.
Siempre hay “Días” y “Días”. Pero todos son pasajeros tanto los buenos como los malos, así que no te obsceques porque tenga uno bueno o malo y pienses que todos serás así porque no