Y si necesitases un riñón, entraría a quirófano sin dudarlo. Pero permíteme tan sólo imponer una condición .
Si buscases huir, buscar un nuevo horizonte, crear un nuevo mundo. Créeme que libraría cada batalla, recorriendo toda la vía láctea. Te prometo que encontraría el mejor lugar, para hacerlo nuestro hogar.
¿Qué has tenido que no consigo desprenderte de mí ser?
Monta en mi nave, no lo dudes. Hazlo, ya, sin pensar, por favor. Nadie en esta vida va a sobrevolar la vida, haciéndote soñar con estrellas, como yo lo haría. Escóndete en nuestro refugio y no salgas más de él. Nadie te va a cuidar como yo. Nadie te va a sentir o a vivir como yo.
Fundámonos en uno. Si, hagámoslo. ¿Porqué no retamos de nuevo a la gravedad?
Flotemos en el espacio, mientras nuestras manos se cruzan, víctimas de unos cómplices reencontrados. Infunde en mí tu mirada que aleje todos mis miedos.
Y, aun así, si decidieses habitar en un agujero negro. No dudes que robaría estrellas del cielo, con tu forma, la más pequeñas posibles, para alumbrar el camino y que veas en mi mirada lo bonita que eres.
Compartamos el mismo aire. Haz de mi aliento, a milímetros de tus labios, el oxígeno tras segundos debajo del mar.
¿Por qué no dibujamos ciudades nuevas?
Hagámoslo como si nunca hubieses provocado nuestra propia Guerra Mundial. Cambiemos la metralla y los tanques por batallas cuerpo a cuerpo desnudos. Y que la fortaleza, sea la de las sábanas y la lava, la de nuestro sudor compartido.