Todo está en silencio pero hay mucho ruido dentro.
Pongo mi mano derecha en el pecho y escucho mi corazón,
al ritmo de un pasado que me pisa los talones.
Casi puede cogerme.
Abro rápido los ojos y cuatro paredes amarillentas están mirándome.
Cadavezmáscerca.
Paredes vacías que huelen a desesperanza.
Mi corazón es el aleteo de un pájaro encerrado en una jaula.
Sin control,
arrítmico.
Intento calmarlo,
aprieto fuerte con las yemas de mis dedos, dejando un hueco de aire entre la palma y mi pecho.
Respiro.
El hueco desaparece y mis ojos se llenan,
noto una gota precipitándose hasta llegar al lóbulo izquierdo
Siempre elige el lado izquierdo y
frena.
De un salto pongo mis pies descalzos en el frío suelo.
(Sobre)vivo otro día más.