¿Qué quiero?, ¿qué necesito?, ¿soy feliz con quien soy? ¿ con lo que hago?
Con todo aquel avispero en mi cabeza, llegaron mis vacaciones y decidí irme al lugar mágico y natural que todo lo cura.
Allí donde lanzas preguntas que parecen desaparecer en el horizonte pero que regresan en forma de espuma como respuestas.
Pasé los dos primeros días atenta a todo mi alrededor, intentando estar presente en el ahora, no quería perderme lo que necesitaba aunque aún no supiera de qué se trataba. Mi corazón sentía un impulso muy fuerte de cambios.
Entonces el universo la puso en mi camino.
Y allí la vi, en aquel chiringuito hecho con palos de madera .Ese día tocaba un grupo en directo, versionando canciones populares. Aún puedo sentir la arena húmeda que bailaba al son de mis pies.
Me llamó la atención su forma de caminar, pasos firmes como si supiera lo que iba a suceder durante el resto de su vida. Mirada profunda de persona vivida con muchas cosas que contar. Y yo necesitaba escucharla.
La curiosidad me pudo y empezamos a hablar, cuando nos dimos cuenta la playa se hizo silencio.
No hay que pensárselo tanto, me dijo con una sonrisa mientras se desnudaba.
Y tras sus pasos, una manta de algas rodeo nuestros cuerpos mientras el agua fría del atlántico parecía evaporarse.
Respire profundo y cerré los ojos. No quería perderme ninguna sensación que pudiera experimentar mi cuerpo. Nos fundimos en un abrazo que quise eterno, fue como apagar el volumen de mi cabeza y darle luz a mi alma.
Sentí paz, una paz que desconocía.
Ahora, desde la perspectiva que me ofrece el tiempo puedo decir que la encontré y me encontré.
Ella cogió mi mano y me puso frente al espejo. Esta eres tú, la verdadera Marta. Y por primera vez reconocí a mi yo más puro.
Comprendí que todas las preguntas, que todas las dudas son resueltas a base de amor. Porque, qué es la vida sino el amor en todas sus vertientes.
Desde entonces ella es verano y juntas en el nuestra vida