Después de dos años desde que te fuiste, sigo preguntándomelo cada vez que paso por tu puerta y tiemblo como aquella tarde que nos vimos después de dos días de orgullos, que solo nos llevaron a perder el tiempo separados cuando podiamos estar juntos. Tiemblo tanto como cada vez que escucho tu nombre aunque no se refieran a ti. Tiemblo como todas aquellas mañanas de lunes que tuvimos desnudos en mi sofá .
Tiemblo como aquella triste mañana en que te vi marchar. ¿Y tu, volverías a temblar?