Por supuesto que me he equivocado, es parte del privilegio de poder elegir.
He elegido las peores palabras y malgastado las mejores. He huido, a veces, demasiado pronto, otras no supe marcharme y algunas, he llegado demasiado tarde.
He creído en vano, he desconfiado, también en vano.
He descuidado lo importante, sin saber quién era el importante.
He aprendido a perdonarme y a creer en segundas oportunidades tras concederme a mí misma una infinita.
La gente imperfecta que se sabe imperfecta y se ama imperfecta, me parece preciosa.