El riesgo según el diccionario es la posibilidad de que se produzca un contratiempo y una desgracia, que alguien o algo sufra algún daño o perjuicio. Al escuchar esta palabra en nuestro cerebro se activa una alerta, un miedo que nos aparta del riesgo, básicamente es un sistema natural de autoprotección.
Pero, ¿en que momento el miedo al riesgo nos paraliza o peor aún nos estanca?, y algo para preguntarse es ¿a que situaciones le estamos poniendo la etiqueta roja y grande de riesgo?
Porque la vida por si sola es un riesgo, salir de casa, quedarte en ella, trabajar, no hacerlo, comer, no comer, intentarlo y no intentarlo, viajar, conducir, bailar, beber, amar, emprender, crear .
Si la vida es un riesgo inminente lo que nos queda por definir es cuales riesgos verdaderamente podríamos y deberíamos evitar (conducir ebrio por ejemplo) y cuales si que deberíamos tomar, porque de todas formas no hacerlo implica un riesgo.
Que tal luchar por tus sueños con el riesgo de lograrlos o no hacerlo con el riesgo de quedarte ahí imaginando qué hubiera pasado si lo hubieras intentado.
El miedo al riesgo esta bien y es totalmente válido, pero es mejor cuando tienes claro que riesgos vale la pena, la alegría, el cansancio, el dolor y el esfuerzo tomar.