Al parecer sería un día normal, mi pareja quería visitar a su familia y yo no quería ir. Al final accedí, era un viaje de 2 horas, así que teníamos tiempo para conversar de muchos temas .
Empecé a contarle de mis metas a corto y largo plazo y todo pintaba muy bien. Al llegar a casa de la familia me sentí un poco triste, inquieta y muy ansiosa; pero no le tome importancia. Al llegar la hora de despedirnos paso lo inesperado… rodé (caí) por las escaleras, alcance a escuchar ese tronido en mi tobillo que hasta el día de hoy escucho en mis oídos, inmediatamente quise ponerme de pie y de pronto veo que el tobillo había girado (estaba roto). Hasta ese momento aún no imaginaba todo lo que me esperaba…