Este año conocí a un chico, mejor amigo de uno de mis mejores amigos. Mi amigo me lo presentó como el chico que sentía una atracción por mi cada vez que subía fotos a msi redes sociales, lo cúal no lo favoreció mucho como posible interés romántico pero sí como posible amigo .

Cuando decidimos celebrar su cumpleaños, todo se salió de control, le salió una oferta de trabajo, a mi me salió mi contrato laboral, él tenía un viaje planeado y teníamos una sesión de fotos que dirigir. Las cosas no sólo se descordinaron en el calendario, también en los sentimientos. 

Por alguna razón que aun desconozco, comenzamos a desarrollar una química increíble, no lograbamos comunicarnos como amigos pero teníamos una tensión sexual que se podía cortar con cuchillo. El problema aquí, uno de los dos tiene pareja. Así que el instinto de peligro hacia que todo fuera más intenso, más interesante, más deseado.

Un día antes de irse de la ciudad para comenzar con su empleo, decidimos arriesgarnos para no quedarnos con ls ganas, no quedarnos con el "¿qué hubiera pasado si...?". El problema es que después de eso las cosas no se calmaron, al contrario escalaron a un punto que se nos olvidó que primero fuimos amigos, y unos muy buenos amigos.

Llegó el punto en que discutimos, como si fueramos pareja, como si fueramos una relación a distancia, cosa que era lo último que queríamos. Nos tomo 4 días volvernos a hablar, y 3 días de acuerdos de paz para poder volvernos a hablar de alguna forma casi como antes. Tuvimos que sentarnos a discutir punto por punto lo que queríamos hacer, como nos trataríamos, como nos hablaríamos, entre otros puntos. Al final de 3 días de plática nos costó darnos cuenta que somos más amigos que algo más, que a veces es mejor no dejarse llevar por emociones efímeras y valorar las cosas estables que se tienen en las vida