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He regresado… supongo que una persona como yo se aferra a lo único que puede sostener; a sí mismo. No puedo negar que extrañaba esto, sangrar en letras, gritar, llorar, enojarme a través de mis dedos .
Esta sombra que mientras camino me sigue, doy un paso y ella da otro, entonces refunfuño y hastiada me volteo y la empujo lejos, le grito y le digo que se vaya, que por favor me deje respirar, que me suelte, pero cuando lo hago; cuando la empujo, es como si más se molestara, como si me abrazara y rodeara sus piernas alrededor de mi débil cuerpo con fuerza. A veces es tan pesada que me hace caer de rodillas, como ahora.
Despierto cada día deseando poder dormir hasta que ya no sienta esta angustia, este intenso terror que se cuela hasta los huesos; huesos pesados y cansados, una mente agotada de pensar, pensar en lo que me depara un futuro incierto, en un presente que no estoy viviendo por un temor irracional, pensar en lo que debo hacer y no hago.
Estoy luchando pero no se cuanto más deba hacerlo. Quiero vivir, quiero reír sin miedo, quiero despertar cada mañana sin tratar de cerciorarme de que los latidos de mi corazón son normales, quiero abrir mis ojos con una sonrisa como la que nunca he tenido, quiero abrazar a mi madre y decirle, estoy bien y esta vez no mentirle.
Quiero sentir el aire moviendo mi cabello y solo eso, escuchar el sonido de las hojas de los arboles sin tener que contarlas preguntándome cuando podre dejar de pensar.
Cada noche me pongo sobre mis rodillas y uno mis manos mirando al cielo, entonces con ojos tristes comienzo a orar desesperada, es un nuevo habito que he adquirido… he escuchado que quien acepta a un hombre que vivió dos mil años atrás en esta tierra puede encontrar el refugio que estaba buscando, y lo creo, pero siento como si de repente hasta él me diera la espalda, entonces, ¿Dios puedes escucharme? Estoy sufriendo aquí, tu niña está lastimada, atormentada y asustada… ¿Dios? Me duele mucho, esto que escribo es lo único de lo que soy capaz de hacer, ya no quiero que otros luchen por mí, ya ni siquiera quiero seguir luchando, estoy exhausta… ¿Hay algún propósito aquí? ¿Algo que quieras de mí, querido Dios? Este mundo es muy cruel, y estoy cansada de que todos me vean como esa chica feliz y amable, solo me gustaría poder ser honesta, pero incluso ser honesta conmigo misma es un suplicio, una parte de mí que prefiero ocultar porque la gente solo sabe juzgar, lo he visto…
Esta es la carta que me recomendaste escribir querida psicóloga, pero no es ni la mitad de lo que llevo dentro, quizás es un avance… quizás no funcione, quizás ahora otros sepan lo que un ser humano común lleva dentro, quizás siempre sea esto.