Hay heridas que son para siempre, y lo único que podemos hacer para sobrellevarlas es aprender a vivir con ellas, aceptarlas como parte de nuestro pasado, presente y futuro. A dónde vayamos ellas irán, nos acompañarán en cada paso que demos, en cada aprendizaje que adquiramos, en cada momento .
Pueden pasar los años pero ellas siempre estarán allí, y nadie puede decirnos que las superemos, que las dejemos de lado, porque las eternas heridas, son los recuerdos más memorables con esa persona que, aunque no esté, es importante en nuestra vida, que seguiremos amando por el resto de nuestros días, y son esas cicatrices abiertas las que nos permiten tomar un aliento de fuerza cada mañana y superar los diversos obstáculos que la vida misma conlleva.
En otras palabras, las eternas heridas son esperanza, fuerza, voluntad, valentía, sacrificio y amor. Por ellas, sabemos quienes somos, qué nos gusta, nuestras debilidades y fortalezas, de ellas tomamos la fuerza para continuar nuestro camino, nuestra lucha y nuestro día a día.
Así que, querido lector es tiempo de preguntarte ¿Cuáles y cuántas eternas heridas tienes?