Era muy temprano por la mañana, demasiado temprano para despertar completamente, demasiado temprano para levantarse de la cama, y definitivamente demasiado temprano para pensar.
Demasiado temprano para sentir, demasiado temprano para vivir,
Demasiado temprano para cualquier emoción intensa.
Por eso era la hora perfecta.
Sería un blanco fácil, sencillamente era demasiado temprano para defenderme.
Entonces el invierno vio su oportunidad... alguien debió dejar abierta la ventana.
Y el frío viento asomó los ojos por la hendidura, ataco con toda la brutalidad que sus garras le permitieron, sin miramientos ni piedad.
Este no era un frío normal, este era un frío de una gelidez extraordinaria.
La congelada criatura trepó hasta mi pecho y una sensación helada se apoderó de mi.
Abrió y rompió mis costillas y el viento glacial se introdujo dentro mío.
Tan intenso como para robar mi alma, tan intenso como para hacerme tiritar y temblar sin control alguno, como si viviera en el lejano Ártico en lugar de la exótica y caliente playa tropical.
Y mi cuerpo entero experimentó esta extraña y cruel frialdad.
Aquí no existe el invierno ¿como es esto posible?
Mi piel se había transformado en gélido hielo y escarcha, me hallaba mortal y preocupantemente fría.
Y aún así no intente cambiarlo, le deje ser, le deje estar, le deje expandirse como ondas por mi delicado y pequeño cuerpo, sin cuestionar sin resistir, sin protestar ni oponer.
De esa manera la fiera fue inesperadamente domada.
Poco a poco, pieza a pieza, pedazo a pedazo el calor fue ganando terreno, los cubos de hielo se derritieron y yo regrese a la temperatura usual.
Eso fue como el más delicioso sentir, el bienestar en mi corazón se expandió, fue saltando de ventrículo en ventrículo hasta ser expulsado con una fuerza impresionante por el resto de mi cuerpo, calentando más que la sangre,
llevando algo más que oxígeno y nutrientes, llevando ternura, protección y cálido amor.
En ese momento mis ojos se inundaron con lágrimas, unas muy ligeras y acuosas, muy puras de las que te resbalan rápido por la cara porque no llevan grandes cargas, solo algo más sutil y etéreo que el aire: amor.
Una experiencia profunda y divina, encontrar y tomar el camino a casa, amor puro en todas las células, amor líquido, oro líquido, felicidad líquida, dicha líquida, hoy por primera aves en mi vida siento que estoy compuesta de 70 % agua y no de barro.
Hoy por primera vez comprendo lo que el agua líquida significa.
¡Calidez!
No podría ser líquida sin tibieza, no podría ser líquida, flexible y fluida sin amor.
Ese amor antiguo e inmenso como el océano que te acurruca y te canta desde el núcleo las más hermosa nana solo para asegurarte de que todo estará bien.
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