Empiezo a enfermarme. Me estoy ahogando poco a poco .
Siento que mi corazón late lento, siento un nudo en la garganta, quiero respirar, y para hacerlo busco un suspiro de más. Y no con alguien más, solo quizás alguien que venga en un barco y me saque de este horrible mar. Es horrible tener la sensación de que te ahogas y es más horrible saber que quien dijo que te amaba, es quien te está ahogando o es quien no le importó que te hundieras.
Cada dos o tres minutos trato de dar un suspiro muy largo, intentando despertar mi corazón para que siga respirando. Sigo nadando, escuchando melodías en mi cabeza y componiendo canciones con mi guitarra.
Aprendí a hacerme amigo de las olas y de las tormentas. Ya no odio este mar que me hace flotar y tampoco siento rencor hacia quien me hizo saltar. Aprendí a amar mis heridas, que se convertirán en cicatrices que no dolerán. Aprendí a ser amigo de los que están a mi alrededor, a convivir con la tristeza en mi cabeza y a vivir con su recuerdo.
Sigo nadando y sigo aprendiendo, y sigo deseando ya no verla más.
Continuará...