Cuando iba cayendo a aquel mar al cual no quería llegar, empecé a arrepentirme. Veía lo que se me venía, era un mar inmenso, muchas tormentas, remolinos y yo a duras penas tenía mis instrumentos musicales para intentar calmar la tormenta, una tormenta de la cual ella tenía miedo que yo la provocara y fue ella quien la provocó .
Sumergido en este mar, perdido y sintiéndome ahogado sigo escribiendo, y tal vez, solo tal vez, ella me está leyendo.
Seguiré buscando la orilla, no debe estar lejos. Mientras tanto, me acompañan mis instrumentos musicales, mi lapicero y mi libreta. Y siento este dolor pero también alegría de que no estaré con alguien que un día sí y al otro no.
Continuará...