EL SAMURAI
En la época del Japón Feudal...donde el designio era matar o morir...
Y los principios eran inculcados de generación en generación...Existió un hombre que impuso su ideal y ley...
Aceptando su destino y cambiando su camino...Solo para liberar el guerrero interno...
Fue más allá de su deber y código de honor de su estirpe...de su casta...de su familia.
Solo un hombre puede dominarse así mismo...Solo una espada decide el destino de un guerrero...Solo un espíritu fuerte puede sobrevivir a todo...y donde lo único en el pensamiento es una vocación:La paz interna.
El alma de estos hombres era reflejada en sus espadas,El deber y la alta moral regían sus costumbres y acciones,Hombres de paz y de guerra, hombres perfectos e imperfectos... solo hombres.Su dinastía e historia quedaría grabada para siempre en la mente de un país.Solo fueron llamados... SAMURAIS.
Mi historia es EL SAMURAI .
En honor a aquellos hombres y líderes, que resonaron en una época, y que aun sus ideales se mantienen. "Solo las cosas cambian, el conocimiento permanece intacto".
“La paz es el camino hacia el cielo, por eso es tan difícil de recorrer... pero no imposible.”
Capítulo N° 1 ( ICHI )
SHAMBOSATO Y YAKKIRO
El zumbido del viento era el único sonido en el bosque. Los árboles se estremecían y sus hojas secas marchitas se desprendían una a una cayendo sobre el frío suelo. La noche era tan fría y desolada que parecía esperar un gran desenlace. La luna radiante iluminaba el ínfimo rincón de la noche. De repente una figura salió de la nada. Era un samurái que traía en su mente saldar una vieja deuda pendiente.
Comenzó avanzar con pasos firmes y meticulosos, caminando cautelosamente atravesando los árboles en la oscuridad nocturna, su sombra se deslizaba tan suave casi sin dejar rastro. Cesando su marcha, cerró sus ojos y empuño la katana, su sexto sentido le había avisado sobre la presencia e ira de su poderoso enemigo. Este sentido era tan agudo que el pensamiento de odio en el aire no pasó desapercibido. Dando media vuelta abrió sus ojos y divisó entre las rocas más allá de los arbustos el destello de luz que producía un sable, por el brillo de la luna. Sí, su contrincante había llegado al lugar pautado y el duelo propuesto con las mismas intenciones del samurái; saldar esa cuenta pendiente.
Como si el viento hubiese dejado de existir se percibía el sonido del silencio. Fijamente el samurái observaba a su oponente casi sin parpadear. Con gran serenidad quitó su mano de la espada y tomó su arco, levantó su brazo y agarrando una de sus doce flechas, totalmente relajado con maestría colocó su cuerpo en posición relajada y estable, sin pensar estiró su arco en zanchin, con los ojos cerrados lanzó sin apuntar. La flecha sagazmente pasó como a tres metros por encima de la cabeza del enemigo. Este no hizo ni el menor gesto de esquive o reacción, entonces se escuchó un grito de dolor. La flecha había dado en el blanco. Estrepitosamente venía alguien cayendo de los árboles, las ramas abrían paso quebrándose una a una, hasta que un cuerpo sin vida cayó sobre el suelo en las rocas. Tras del oponente y montados en los árboles habían ninjas del clan Fujisatoryu. Quiénes se caracterizaban además de aplicar amplias gamas de camuflajes, manejos de dagas y sables pequeños como también los Shuriken ó estrellas de acero, capaz de alcanzar a su blanco a muchos metros de distancia. Pero esto no era suficiente arsenal para vencer al experto samurái adiestrado en el arte de la guerra.
Los Ninjas al ser percibidos, comenzaron su ataque. Una ráfaga de dagas iban rompiendo el viento directo al blanco, el guerrero se ocultó tras unos árboles desapareciendo y esfumándose como por arte de magia. Con un sonido seco y penetrante, las dagas se incrustaron en los troncos sin dar con él. Los ninjas descendieron de los árboles en busca del samurái como en una cacería sin piedad. El enemigo principal del samurái gritó furiosamente:
-¡Yakkiro!, ¿Por qué te escondes?, o ¿Es que heredaste lo mismo que tu padre? ¡Ah, dime, sal y enfrenta tu destino como un guerrero!
En ese mismo instante comenzaron a salir flechas de la nada exterminando cada uno de los ninjas. Y siendo sorprendidos con la primera arma de las artes marciales "La Sorpresa", los cuatro ninjas que quedaron, se camuflajearon para no ser aniquilados en el acto.
Solo con tres flechas y arco, así como con sus katanas Yakkiro, enfrentaría a sus adversarios. Cuidadosamente el samurái fue avanzando hacia las rocas en donde se encontraba Shambosato, su némesis. Con los sentidos agudos y en estado de alerta la batalla debía acabar. De repente, la pierna de Yakkiro fue enredada y prensada por una cadena de uno de los ninjas que se encontraba en el suelo debajo de una sábana de hojas también sorprendiéndole. Al mismo instante, otro ninja saltó con un filoso ninjato en mano. Sin pensarlo dos veces con un movimiento de quiebre Yakkiro cortó la cadena con su Wakisashi ó sable pequeño, pero el Ninja del árbol lo alcanzó por la espalda. Tratando de esquivar el ataque se tiró al suelo, pero aun así fue herido en la parte baja del hombro. El arco fue quebrado en dos amortiguando el tajo del ninjato. El ninja del suelo se abalanzó hacia Yakkiro con una daga en cada mano, éste lo controló por los dos brazos y lo proyectó con gran fuerza y energía contra el suelo junto a él. Un poco atolondrado el ninja se encontraba fuera de si, y Yakkiro aprovechando estos segundos de descuido, tomó esa oportunidad y sacando dos de sus flechas y las empuño dandole un golpe directo perforando el ojo izquierdo de su adversario, dándole una muerte instantánea.
Al levantarse del suelo y un poco agitado caminó hacia el otro ninja del árbol, que estaba tendido en el piso, con el Wakisashi incrustado en su corazón, atravesándolo por completo. Tomó el pequeño sable y lo envainó, al levantar la mirada se dio cuenta que se encontraba solo, no percibía ni el más mínimo estado de vibración, su mente se encontraba sin tensión y ni siquiera había empleado su katana. La batalla había culminado... por ahora.