Hoy les vengo a contar todo lo que he pasado en ésta pandemia, por eso la razón del título porque realmente he pasado junto a mi familia tristezas irreparables. Un 18 de marzo comenzamos nuestra cuarentena encerrados en casa con mis hijos y esposo en un pequeño apartamento que gracias a Dios es de mi propiedad, angustiada y desesperada nos guardamos en casa sin saber lo que pasaría.
Mi esposo había comenzado recién un negocio de abastos, apenas tenía como una semana, pero por esta pandemia se vio obligado a cerrar y no seguir, porque estaba preocupado por contagiarse ya que él es hipertenso, pasaron los días y los casos de contagios crecían en nuestra ciudad, preocupados por esto, comenzamos a tomar las medidas necesarias para no contagiarnos, con precaución mi esposo se trataba de ver o comunicar con su familiares y yo también hacía lo mismo con los míos, pero a pesar de tanto cuidado, existen personas que se creen inmunes a cualquier virus, pero la realidad es otra.
Lamentablemente mis padres, mi suegra y yo nos contagiamos, realmente no sabemo si fue antes o después, pero lo que si sabemos es que comenzaron a llegar los síntomas y angustias en nuestras familias. Un día la mamá de mi esposo se puso mal, debo recalcar que ella ya se encontraba delicada de salud porque sufría de insuficiencia renal y se agravó e inmediatamente se la hospitalizó, pero jamás pensamos que ya no la volveríamos a ver, mi madre también se puso mal, pero en vista de ver como estaba saturado el hospital decidimos llevarla a casa y tratarla con medicamentos, realmente fueron días angustiantes que no se lo deseo ni a mi peor enemigo .
Lo positivo de todo es que Dios jamás nos abandonó ni en un segundo, mi trabajo es de ventas y cuando comenzó todo esto, pensé que no tendría dinero para pasar esta pandemia, pero Dios es tan bondadoso que comenzaron a llegar sus bendiciones, llegaron ventas, dinero, comida y pudimos afrontar las necesidades que se presentaban. Esta pandemia nos robo vidas, nos robo sueños, nos robo nuestras emociones, dejando un mal sabor a nuestras vidas, pero también nos ha dejado saber que somos valientes y que somos capaces de hacer maravillas para poder sobrevivir juntos como familia y salir adelante, porque este virus vino y se quedó, está en nosotros no bajar la guardia y combatirlo para siempre.