El auto de lujo me da la sensación de estar sumergiéndome en un mundo lleno de misterio y seducción. Seguro es por lo reluciente del color negro .

¡Que bien! Hay un separador de vidrio con una tonicidad igual de oscura que la del auto. Es una privacidad exclusiva. Ideal para encuentros personales, precisamente para evitar la incómoda presencia del chofer. Su único deber es, diligentemente complacer a los pasajeros, para lo cual la comunicación se establece por una especie de teléfono desde donde se le dan indicaciones precisas.

Una pequeña mesa plegable de uno de los asientos contiene dos sobres. Seguro este es otro de los juegos de Thiago.

Valeria - VinoTinto

Valeria - Rica Champagne

Ni puta idea de su significado. Supongo que debo escoger uno de los dos sobres, aunque en ninguna parte indica que no pueda revisar los dos. Me fascina el vino, pero el mensaje circunscrito con la palabra “rica” debe ser sin duda una sugerencia que no debo despreciar. Me apresuro abrirlo.

̶ Toma el teléfono y dile al chofer que elegiste Champaña.

Lo tomé y le dije al conductor: Elegí Champaña. ̶  con cara de esperar a ver que sucedía.

La ventana se entreabrió y me paso una botella con una copa de champaña y un nuevo sobre. Tiene un escrito. El morbo y la emoción de la seducción le avivan la sed por el placer.

Rica Champagne

Labios Carmesí, te imagino presa de mis angustias

Caminante nocturno voy desnudo hasta ti

Sueños, deseos y fantasías sexuales burbujean en la copa llena de oro espumoso

Sorbo a sorbo encontrarás pedazos de mí, trozos de mi pasión

Sorbo a sorbo sabré más de tu intima necesidad de desatar tus deseos

El cosquilleo en tus labios serán mi condena y la tuya también

Te espero. Juntos nos condenaremos al extasís de los deseos

PD: Toma solo tres copas, ni una más, ni una menos. Cuando estés tomando la última copa dile al chofer y él te traerá hasta mí.

Thiago es todo un seductor. Y negarme a complacerlo, es algo que descarto de todo plano. Sigue sorprendiéndome. Toda esta emoción me va a volver loca. Es excitante. Y con cada encuentro me siento más viva, más sedienta. Corriendo de un lugar a otro, los pensamientos saben que más pronto que nunca, la lucha intima dará comienzo. Le indique al conductor que era la última copa.

Al rato estábamos en la entrada del edificio donde me esperaba Thiago. El chofer me da una tarjeta magnética y me indica el piso 6, apartamento 696. Y me da las buenas noches. Pienso este es otro cómplice que nos ayuda en este juego sexual del amor. Las palpitaciones suben la intensidad. Piso 3...piso 4..piso 6.

Ya llegamos Valeria me digo. Las copas de champaña tienen un efecto tranquilizante y a la vez me dan el atrevimiento que necesito para ir en busca de Thiago y por fin darle caza a la presa en la que se ha convertido mi deseo de poder develar en la intimidad de un encuentro lo que el futuro nos deparara.

Amor, pasión o solo deseo.

Introduzco la tarjeta en la puerta del 696. Luz verde. Entrada libre. Las luces están a medias. Aromas dulces revolotean en el alrededor. En ciertos lugares hay velas encendidas. En el centro de la sala un cuadro inmenso muestra una especie de ave en llamas en cuyo interior esta una mujer desnuda es una técnica distinta.

Para romper el hielo y llamar la atención digo a viva voz.

̶  Buenas, Thiago ¿Hay alguien aquí?  ̶ Tengo los nervios de punta porque desconozco con que me ira a salir.

El apartamento tiene dos niveles. Una escalera de madera pulida, es la única manera de llegar al nido de amor. Hacia un lado hay una cantidad de libros apilados. La cocina. Un mesón decorado elegantemente. Una botella de champaña y dos copas. Me surge la curiosidad: ¿Y si hubiera elegido vino? Estaría una botella de vino en lugar de una de champaña. En la mesa hay un sobre. Que dice, Valeria.  Y más abajo, dice Ábrelo al llegar. Otro excitante enigma.

̶  Valeria aprecio que ahora estés tan cerca de develar que tanto de ti conoces. Y lo mejor aún, lo dispuesta que estas en poder encontrar lo que hasta el momento se ha apartado de ti. Es la dualidad de hacer lo que quieras o lo que debes. De eso se trata la vida. ¿Verdad? Estas palabras retumban en mis oídos.

La noche es fría y siento escalofríos por seguir pensando que todo lo ocurrido tiene un solo culpable. YO, perseguir el amor, ir a su encuentro no es la mejor manera de conseguirlo. El amor no avisa, es imperceptible y cuando menos lo esperas te arrasa el tsunami con fuerza.

Esto lo veo ahora porque en aquellos años el mejor refugio que encontré fue la pasión. Suponía que el amor se puede concebir desde donde quieres que comience y si no surge de manera natural. Tú debes ir por su encuentro. El sobre me continuaba diciendo.

̶ El mundo es como un gran cascaron, en el existen millones de personas, pero solo unos pocos logran romper, el duro cascó y en ese momento la inocencia de la ignorancia en la que vivían se convierte en conocimiento, para algunos es maliciosamente perjudicial y para otros, inicia la verdadera vida. De lo que no cabe ninguna duda es que ya nunca volverás a ser la misma persona. Siempre tendrás a la mano el poder de la elección. ¿Qué elegirías?

̶ Toma una de las copas  ̶  Me indica más abajo el mensaje.

̶ Sirve un poco de champaña, pero antes ve hasta el refrigerador y toma un plato lleno de fresas, está junto a un dispensador de crema batida, tráelos contigo. Cuando termines de tomar la copa recuéstate en la mesa y toca la campana.

Esto está llegando lejos. No puedo negar que emociona. Espero que no se le ocurra cosas raras porque todo tiene un límite y siempre debe existir el consentimiento antes de hacer algo sobre todo a nivel sexual. En el sexo todo se vale y se presta para explorar y descubrir sensaciones, sin llegar al exceso. Es lo que espero. Me reclino en la mesa. Las palpitaciones tienen su epicentro en mis piernas tensas. Los pasos comedidos vienen descendiendo, un perfume dulce ensalza mi alma. La angustia se refleja en temblores sudorosos en mi espalda.

Escucho una canción. Suena Iron Maden con Fear of the Dark

...When the light begins to change.

I sometimes feel a Little strange.

A Little anxious, when  it’s dark.

Fear of Dark

Fear of Dark

I have  a constant fear

Thar something’s always near...

Se aproxima y le veo. Hermoso, alto, sus ojos me atraviesan. El tiempo se desfigura (el espacio-tiempo vuelve a perder su geometría sigue imperando la teoría de la Relatividad de Einstein). No hay mañana o ayer. Solo presente. Un infinito presente y es excitante. Sus manos toman mi cara y me musita con voz sutil:

̶ ¡Que bellas estas, Valeria!

La proximidad de su boca me hace sentir sed, se convierte en una insaciable necesidad de querer romper las distancias con un sobrio encuentro de labios. Uno a uno, los pliegues de la boca encontraron su otra mitad, engranan los surcos de las pieles de los labios, sellando un encuentro que no soportaba otra demora.

Le dijimos adiós al pudor, la entrega de los cuerpos se orquesta a su propio ritmo, los besos, las caricias, las manos palpan cada rincón para no dar tregua o dejar que el arrepentimiento pueda devenir luego por no dar rienda suelta al deseo.

Mis tacones caen al suelo alfombrado, su corbata se desanuda entre mis dedos. Las emociones explotan en un juego de sensualidad, nos miramos sumergidos en el océano de la pasión, me voltea y quedo de espaldas.

Observa mi tensión y desabrocha mi vestido, volteo y atrapa mi aliento sin descanso y con amplitud, los secretos de las pieles quedan develados, las ropas yacen expectantes de lo que pueda ocurrir ahora entre los dos cuerpos, el de Thiago y el mío que no quieren regresar de su cabalgata hecha desnudez.

Ya dentro de mis predios, muerde mis pezones, llenos de crema y su tibio aliento junto a las fresas, hacen que me arda el pecho por todo este furor. Sus movimientos son armoniosos, las manos en mis nalgas, su boca en la mía, mis manos en su cabello, su otra mano en mi pecho. Contorsionamos y sin descanso cambiamos las posturas, sin romper el ritmo.

Sus manos colisionan en mis rodillas y para confesar sus pecados se sumerge entre mis piernas y su boca quiere el perdón, busca la paz, lubrica mis labios, palpa con su lengua mi clítoris y con absoluta piedad le concedo la absolución, estas libre de pecado, libre de pecado le grito a gemidos.

Los suspiros me hacen decir su nombre, THIAGO, cabizbajo lo sujeto por el cuello para que tome la rienda de la potra indomable que relincha de placer dentro de mis piernas.

Es grande. Es duro. Es fuerte cada pálpito que da sobre mí. Siento que me hiere. Me deshace, quiere domarme. El rodeo se extiende por mucho tiempo. Caderas certeras le hacen palidecer y por momentos pareciera estar a punto de caer, de venirse encima de mí, pero es fuerte su ímpetu y no cede un paso.

Las flamas del ave cruzan ante mi. El fuego resplandece en mis ojos. El cuadro es un reflejo de un nacimiento, de una muerte, de un renacimiento. Ya en el abismo del máximo sentir donde el volver atrás está ya desterrado, en perfecta sincronía acabamos con aquel momento. Ambos sucumbimos, como únicos testigos dimos fe de aquellas muertes. La mía y la de él. Se escurre por nuestras piernas la salvia de esa entrega profunda.

El cansancio nos abraza y bajo el néctar cómplice del alcohol y por el esfuerzo desbordante de la pasión quedamos rendidos en la cama hasta el nuevo amanecer. ¿Qué nos deparará el mañana? Mientras llega continuaremos en el malabar de las pieles intimas en el juego sexual de la mutua entrega.