Fue lo que mi madre y mi padre me dijeron antes de abrirme la piel con lo que tuvieran al alcance.
“Te pego porque te quiero” fue lo que mi ex pareja me dijo antes de chocar su puño contra mi rostro.
Y yo quedarme de rodillas cabizbaja mientras la sangre y las lagrimas me bañan la cara preguntándome que hice mal.
“Te pego para que aprendas”
“Te pego para educarte”
“Soy duro y cruel contigo porque la vida así es y lo mejor es que te acostumbres”.
“Porque vida es oscura y vacía; porque ... la vida es un valle de lágrimas”
“Solo yo soy capaz de amarte”
“Nunca hallarás un amor como el mío”
Es lo que me han repetido en reiteradas ocasiones distintas sombras en mi vida.
Unas pocas frases amorosas del numeroso repertorio que escuchas y te acompañan mientras creces como si de hierba mala se tratara.
Se enreda tanto a ti que se vuelven indistinguibles una de la otra.
Trigo y cizaña fusionados tan eficazmente que difícilmente notarías que está ahí, aún después de tantos años, aún después de haber pasado incluso por toda clase de terapias y haber leído todos los libros de superación personal y desarrollo humano.
Es una cizaña que como sombra se queda contigo, siguiéndote fielmente sin que la notes.
Alterando secretamente aspectos de tu vida que ni se te ocurrirá nunca pensar.
Permanece constante manejando los hilos de tu vida, desde la oscuridad, desde lo oculto, desde lo arcano.
Y como la oscuridad esta prohibida e inspira miedo se sabe segura, porque jamas te atreverías a buscar ahí.
Cómoda en su escondite solo te verá llorar en las noches preguntándote porque no concluyes nada, porque sientes que no perteneces a ningún lugar, porque no te sientes abundante, porque siempre atraes al mismo tipo de pareja conflictiva, porque tu relación con tus propios hijos esta tan llena de rechazo y conflicto, exactamente igual a la tuya con tus padres, aún cuando prometiste no incurrir en los mismos errores.
Pero tú nunca irás allá a averiguar la verdad.
A ver, a sentir, por que quieres controlarlo todo.
Porque siempre necesitas saber.
Porque mi forma de moverme es siempre defensiva, en guardia, con una respuesta soez y sarcástica bajo la lengua, por que cuando conozco a alguien no digo hola si no bruscamente desde ya a intento mostrar mi valía.
Porque no nunca te sientes suficiente para nada, ni para nadie aunque precisamente lo contrario sean las afirmaciones que repites al espejo una y otra vez cada mañana intentando convencerte de su veracidad, intentándote programar como un robot, como una computadora.
¡Repítelo, repítelo, vamos no te canses de repetirlo hasta que sea verdad!
¡Escríbelo en todas las paredes, en todos los espejos, en todos los rincones de tu hogar para que quede grabado en tu cerebro!
Pero la mente nunca ha dominado al corazón, la mente nunca ha domado al sentir, este sigue siendo salvaje y bronco y lo será hasta el fin de los tiempos.
Esa y un millón de preguntas más que te acosan cuando estás solo y el wifi no funciona adecuadamente.
Cuando las luces y la música se apagan, cuando no hay planes para esta noche, cuando no hay nadie con quien distraerse.
Cuando no hay nadie que me diga que todo estará bien.
Porque eso es indispensable para mi, cada vez que me siento perdida busco a otra persona en lugar de encontrarme conmigo, en lugar de buscarme a mi.
¡Busco a otra persona que afirme que ve el futuro, que me diga que todo estará bien!
¡Busco como volverme dependiente de algo más, de.. .alguien más!
Si es así. Si ese es el precio del “éxito”, de la “sanidad” de la “bondad”, de todo lo que la sociedad más valora y apremia.
Si esa es la consecuencia de la conciencia, entonces yo escojo la ignorancia.
Prefiero la ineptitud a la sabiduría que supuestamente me traerá el abuso.
¡No quiero saber!
¡No quiero ser buena!
¡No quiero ser exitosa!
¡No quiero ser amada!
¡No quiero ser fuerte!
¡No quiero ser tu pareja!
¡No quiero ser tú hija!
¡Tampoco quiero ser mi prima, ni mi hermana, ni mis vecinas ... o tú!
Ni siquiera quiero ser Buda, Jesús o Mahoma...
¡No quiero ser nada de lo que tu crees que es mejor para mi!
Solo quiero ser yo...
Autor: Carol is love ...