Esta cuarentena me hace beber, y bebo para olvidar. Estar encerrada hace que recuerde que no sólo estoy encerrada en mi mente, mi cuerpo también lo está .
La desesperación surge poco a poco fuera de mi, y ciertos sentimientos enterrados se desentierran, además muchos amores del pasado resurgen de las cenizas. Todos parecen ave fenix y yo sólo quiero irme a descansar. Todos vuelven y requiere mucha fuerza sacarlos de mi vida, son como pulgas que no se quieren ir ni aunque los envenene. No me dejan en paz, intento hacer mi vida y ser feliz pero los demonios regresan una y otra vez.
Mucha gente fuma, biologicamente yo no puedo respirar bien, así que es como si hubies nacido con pulmones de fumadora. Extraño el sexo, el orgasmo era mi pequeña dosis de heroína una o dos veces a la semana, si era suertuda y tenía el suficiente dinero, mi amante me daría una buena dosis de orgasmos para no desesperarme durante meses. No soy adicta al sexo, pero soy adicta a ese hombre que hace que grite estrellas y luego sienta que sudo oro en el olimpo. Ese hombre es mi perdición.
Llevo muchos días sin él, muchos días sin alcanzar mi droga favorita que alivia las migrañas, ese hombre podría curar el cancer con su miembro. Él no sabe que es magia y que no hay antibiótico que raspe también mis organos tan bien, como él lo hace con sus dedos. Sería afortunada si alguna vez nuestros ADNs se mezclaran, saldría magia, pero no deseo ser responsable de alguien más que de mi y mi cachorro. No quiero ser la culpable de que la magia se vuelva cotidianidad.
Hemingway trataba a las mujeres como perros sexuales de coger y matar, Bukowski era tan miserable que lo daría todo por un trabajo oral, las pocas mujeres que respetaron las dejaron ir porque ellos no las harían felices. El alcohol es la solución cuando el orgasmo que recibes no está acompañado de amor, esa pinche serotonina lo me la ha dado nada más, y el alcohol sólo me dopa, me hace pensar que la genere pero sólo es una vaga ilusión.
No se que cosa hice en mi vida pasada, pero tuvo que ser magnifica para coincidir con ese maldito, tiene todo lo que me gusta, pero lo peor es que también le gusto. No sólo fornicamos como animales, nos amamos mientras fornicamos. La única vez que comprobe si así sabían los hombres, supe que él no era de este mundo, ese hombre fue hecho por los dioses, y le agradezco a Odin cada vez que siento que llegaré al Valhalla asesinada por su boca.
Hemingway y Bukowski tenían razón, nada se compara al sexo, el alcohol es el consuelo para los que no conseguimos el amor, pero el sexo con amor es lo mejor que podrás conseguir en tu vida. El nirvana te estará esperando si en realidad amas a quién te coje como perra en celo, a quién te muerde como si fueras la fresa más dulce del mundo, el orgasmo será la primera vez que lo sientas en realidad. Tienes suerte si coincides con el amor de tu vida y te coge como un conejo, sino, te resignas a jugar con los niveles de alcohol que te hagan cosquillas mientras te desahogas con una resaca que no importa lo peor que sea, será siempre más fácil de sobrevivir que a cualquier ruptura de un corazón.