DESTINO
12 May, 2020
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Te amo... No me queda ninguna duda de eso .

De una forma u otra terminé volviendo a caer en sentimiento tan destructivo que juré jamás volver a dejar entrar a mi vida por nada ni por nadie... Pero es que mírate, no miento cuando te digo que no requirió más que una mirada, un segundo en el que mis ojos te enfocaron en medio de toda la gente para saber que ibas a ser mi perdición. En el momento sentí curiosidad y miedo a la vez y aunque no sabía lo que eso significaba, aunque no tenía idea de la historia que estábamos destinadas a pasar juntas, supe que no habría forma de escaparme de ti, que en algún punto tú ibas a tener un impacto enorme en mi vida y que no tenía caso intentar evitarlo porque estaba destinado a ser. Lo sabía entonces, lo sé ahora y lo sabré el resto de mi vida: Tu y yo no fuimos una coincidencia.

A tu lado tuve la historia más bonita, me enamoré de ti como no lo había hecho en mucho tiempo, me dejé llevar por absolutamente todo lo que me ofrecías porque se sentía correcto. No hubo momento a tu lado que no sintiera como que estaba exactamente en el lugar en el que debía estar, así como no hubo momento del tiempo que dejamos de estar juntas que no supiera que a nuestra historia estaba lejos de concluir, que tú y yo estábamos destinadas a mucho más de lo que ya habíamos vivido, estábamos destinadas a ser más... Estábamos.

Creo que llega un punto en la vida de cada uno en el que nos damos cuenta de que el destino por sí solo no puede hacer todo el trabajo, que a veces la vida nos pone pruebas demasiado grandes que no somos 
capaces de completar, pruebas que terminan por destruirnos a tal punto que nos damos cuenta de que no podemos dar más y es ahí cuando aceptamos, por fin, que hay veces en las que rendirse es la mejor opción. A veces es mejor dejar que la vida siga adelante, esperando que no hayamos perdido la última oportunidad que el destino nos estaba dando para ser felices, para tener todo lo que ni siquiera en nuestros mejores deseos habíamos pedido... Y eso fue lo que hice. Acepté dejarte ir porque la vida me jugó demasiadas bromas pesadas, nos puso demasiados obstáculos enfrente y ni siquiera todo el amor que tengo por ti logró levantarme de eso.

Así que mi amor lo siento, pero tengo que dejarte ir por ahora, tengo que soltarte para poder recuperarme, para poder volver a ser esa persona digna de ti, tengo que encontrarme a mi misma otra vez y luego te prometo que volveré por ti. Te deseo la mejor de las suertes, que seas muy feliz y que resuelvas todo lo que en algún momento me contaste.


No me voy a atrever a pedirte que me esperes nena, no lo hagas. Ve, enamórate, enloquece con alguien que sea digno de ese amor tan precioso que cargas contigo y sana con esa persona, sana todo aquello que llegué a romper por estupida y luego dale las gracias de mi parte porque todo lo que yo quiero es que estés bien y feliz y si encuentras a alguien que lo haga, yo seré feliz también. 

Me gustaría terminar esta carta diciéndote lo mucho que te amo, lo embobada que estoy de tus ojos, de esa mirada tan preciosa que tienes al momento de sonreír, podría decirte que estoy enamorada de tus pestañas porque aunque son pequeñas y podrían parecer insignificantes, son aquel elemento de ti que me hacía perder la cordura por completo, también podría contarte que tus labios... Oh dios, tus labios.... No, no lo voy a hacer.


No me voy a poner a nombrar cada una de las cosas que me enamoraron, no solo de tu físico sino de tu esencia en sí,  porque en este momento sería injusto para ti dadas las circunstancias en las que nuestra relación se encuentra así que por ahora creo que lo correcto es que deje ir esos versos por un momento para poder sanar a la perfección y luego, mi niña hermosa, una vez que lo haya logrado, voy a explotar de amor y te voy a hacer la carta más preciosa que alguien te dará en tu vida... Te lo prometo. 

Mientras tanto me despido así, esperando que la vida sea lo suficientemente piadosa o yo lo suficientemente fuerte para lograr superar esto y llegar a tiempo para estar a lado de ti el resto del tiempo que aquella amiga vestida con capucha negra me permita estar aquí. 

Hasta pronto. 


 


 

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