Te amo... No me queda ninguna duda de eso .
No me voy a atrever a pedirte que me esperes nena, no lo hagas. Ve, enamórate, enloquece con alguien que sea digno de ese amor tan precioso que cargas contigo y sana con esa persona, sana todo aquello que llegué a romper por estupida y luego dale las gracias de mi parte porque todo lo que yo quiero es que estés bien y feliz y si encuentras a alguien que lo haga, yo seré feliz también. Me gustaría terminar esta carta diciéndote lo mucho que te amo, lo embobada que estoy de tus ojos, de esa mirada tan preciosa que tienes al momento de sonreír, podría decirte que estoy enamorada de tus pestañas porque aunque son pequeñas y podrían parecer insignificantes, son aquel elemento de ti que me hacía perder la cordura por completo, también podría contarte que tus labios... Oh dios, tus labios.... No, no lo voy a hacer.
No me voy a poner a nombrar cada una de las cosas que me enamoraron, no solo de tu físico sino de tu esencia en sí, porque en este momento sería injusto para ti dadas las circunstancias en las que nuestra relación se encuentra así que por ahora creo que lo correcto es que deje ir esos versos por un momento para poder sanar a la perfección y luego, mi niña hermosa, una vez que lo haya logrado, voy a explotar de amor y te voy a hacer la carta más preciosa que alguien te dará en tu vida... Te lo prometo. Mientras tanto me despido así, esperando que la vida sea lo suficientemente piadosa o yo lo suficientemente fuerte para lograr superar esto y llegar a tiempo para estar a lado de ti el resto del tiempo que aquella amiga vestida con capucha negra me permita estar aquí. Hasta pronto.