mi cuarentena con mi papá
27 Abr, 2020
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Si bien el virus y toda la situación del confinamiento ha sido algo complejo para todas las familias y es una situación para la que no me encontraba preparada, y seguramente nadie tampoco, no ha sido ni tan caótica ni tan monstruosa como la llegué imaginar. En un principio fue bastante grato quedarme en mi hogar junto a mi perro y mi papá, pero crecía la preocupación de que sucederá con los empleos y conseguir el sustento para alimentarnos al menos; yo soy estudiante universitaria por lo que mucho de lo que suelo hacer para conseguir dinero ya no era una opción .

No obstante, el empleo de mi papá y que estuviera en casa todo el tiempo se sintió reconfortante.


Con los días se fue sintiendo más cómodo, encontramos un sistema para repartirnos tareas, oficios y tiempos de ocio, además de nuestras reglas tacitas de respetar el tiempo a solas del otro y compartir en ciertas horas para no llegar a una convivencia asfixiante. Poco a poco la situación fue mejorando, nuestra relación siempre ha sido buena, pero se convirtió en una relación dónde ninguno depende del otro sino que ambos nos apoyamos poco a poco. Comenzamos a cuidar más el uno del otro y prestar atención a lo que nos gustaba o no que no conocíamos, como algunas comidas especiales o las tareas del hogar.


El hecho de que el retomara la educación mientras yo estoy cerca del final de mi educación nos permitió sentir más empatía por el otro y apoyarnos en esos procesos de estudio, si bien era algo que él tenía que retomar, comenzamos a actuar el uno con el otro de forma más atenta y con cuidados, dejando café echo si se develaba o haciendo un buen desayuno que pudiera comer entre clases, discutiendo a viva voz sus lecturas y comparando con otros temas. Fue así un poco más ameno para le retomar las actividades que antes eran más arduas, y para mi ponerme en sus zapatos en ocasiones.


Ahora con el día a día en esta situación, ya se volvió una rutina nuestro encierro, siempre nos sentamos juntos en las comidas, cosa que antes no hacíamos, nos tomamos un tiempo al día para jugar con el perro, somos considerados con el otro y respetamos esos tiempos de estudio de cada uno que son primordiales en la formación. Cuando volví a estudiar y el a trabajar, nuestras rutinas colapsaron un poco, pero seguimos haciendo que funcione, honestamente ni discutimos porque no sirve de nada al estar encerrados, por eso mismo aprovechamos esos tiempos en los que podemos salir para descansar un poco también.


La verdad estamos compartiendo como cuando yo era muy niña, con la diferencia que ahora soy más consciente para disfrutarlo y podemos festejar los logros de cada uno por más grande o pequeño que sea. Estamos reestableciendo conductas que hace mucho no teníamos pero que sabíamos que no estaban perdidos, siempre parece un día de vacaciones con ciertas responsabilidades en esta casa, pero fundamentalmente en la colaboración y la empatía por el otro.


Ambos somos conscientes que no es una situación fácil, que tenemos que tener precauciones y que es una crisis mundial, no obstante no nos afecta estar encerrados, extrañamos es hacer cosas al aire libre que nos permitía traer anécdotas para contar o que nos hacía disfrutar ese poco tiempo juntos, ahora tenemos es la oportunidad de reponer ese tiempo y llenar esta situación con recuerdos bonitos y amenos.

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