Los escritores fantasmas o "Ghost writers", como se creo el concepto en inglés, somos personas a las que nos pagan por escribir por otras personas. Es decir, cada vez que alguien no quiere hacer un ensayo, una reseña o un autor que no tiene ideas para su libro, pagan a una persona para que escriba por ellos; ahí entramos nosotros, los fantasmas .
Durante toda mi vida como estudiante, ser escritora fantasma ha sido una de mis principales fuentes de ingreso (eso y vender dulces), pero no es lo mismo hacerle trabajos a chicos de otras carreras, donde sabes que estás garantizando una calidad escritural, además que aprendes un poco de los textos que debes leer antes de, a hacer trabajos de tus compañeros de estudio porque no tienen tiempo o simplemente saben que escribes tan bien que pueden sacar una mejor nota. En un comienzo, todo es un elogio, si quieren que les hagas sus trabajos tú te sientes emocionado porque tu calidad es buena y estas ganando dinero por hacer lo que te gusta, pero, ¿que tal está tu imagen y tu nombre? En un instante pasaste de ser ese estudiante prodigio, buen escritor, quizá un poco más ordenado y habilidoso con el uso del lenguaje, a ser uno más de un grupo de 3 o 4 que magicamente se han ido uniendo al grupo junto a ti.
Con el tiempo lo que duele no es que vas a tener que trabajar más, digamos que las ventajas o lados positivos de la escritura son mayores que los lados negativos, pero nada te va a quitar esa sensación de resentimiento y decepción como pasa cuando haces un buen trabajo para otro y saca mejor nota que tú. Es difícil la sensación de ver que el dinero que recibes viene con la carga de ver que hay personas que se van a jactar de escribir excelente, de ser muy ingenioso o creativo a la hora de redactar, cuando al final todo es producto de un sólo cerebro. Es más difícil aún, cuando debes crear en tu cabeza dos estilos escriturales distintos, ser un artifice de una voz que en tu cabeza que sea lo suficientemente convincente para generar toda una personalidad y unos argumentos a una persona que su única implicación en ésta tarea es su nivel monetario.
Ahora, muchas veces sucede que uno deja de ser uno mismo al escribir, deja de ser la voz de uno para pasar a ser de otros, de muchos. Muchos autores se deben resignar a que sus palabras y sus ideas sean leídas y famosas bajo la imágen y la firma de alguien más, ganar dinero que otro "trabaja" con su rostro y su figura, pero su mente no es la que brindó esa idea, es tuya y siempre será tuya aunque nadie nunca o sepa, porque el dinero calla, compra, otorga y permite que todo eso que no era legal, parezca serlo.
Ser escritor fantasma no es fácil, es la primera forma de facilitarle la vida a unos pocos, es la primera forma de crear desigualdad donde unos trabajan más duro por dinero mientras que otros compran inteligencia o habilidad. No es fácil, uno no nace queriendo ser un escritor fantasma, es sólo un desvío que toma un sueño grande y se nos dice que eso es mejor que nada, que es lo más cercano a donde queremos llegar, que es la versión pobre a la que poemos acceder, porque lo demás no está a nuestro alcance. Muchas personas no están donde se encuentran hoy en día porque quieren, sino porque se vieron forzados a elegir ese camino por ciertas circunstancias. Los niños que querían ser astronautas, bomberos, bailarinas, cocineras, artistas, hoy son gerentes, tienen un negocio de comida local, venden ropa, estudian de noche o sólo se preguntan porque su sueño es tan difícil de cumplir y para otros fue como encontrar su destino.
Ser escritor fantasma es tomar el camino de no retorno con la esperanza de saltar y hacer un camino fácil. Hay que mantenernos fieles a sí mismos aunque la vida se nos vaya en ello, Benito Taibo.