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Venganza
14 Ene, 2020
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                                              I




La música sonaba lo más fuerte que se habría escuchado alguna vez, esta se veía que superaba los cien decibelios, los chicos y chicas bailan apretados como si se fuese a acabar el mundo o algo por el estilo, el dj cada vez le subía más el volumen y el ambiente se volvía aún más loco .




 



Laura que estaba bailando con un chico que no superaba los veinte años, empieza a sentirse mal, el chico la abrazaba y la tocaba, para ese entonces ya había intentado besarla en más de tres oportunidades, Laura intenta soltarse, pero este no la deja hasta que de un golpe y empujón lo logra.

—¡Déjame mierda, que me siento mal! —grito Laura empujando al chico y asiéndolo caer chocando con otro chico que también disfrutaba del ambiente que se genera en las fiestas de ese tipo. 


—Disculpa —le dijo él tipo que estaba con Laura al chico con él chocó, se acerca a la chica para ver qué es lo que le pasaba—. ¿Qué te pasa?


—No sé, será mejor que me vaya de aquí —vocifera Laura dándose media vuelta yendo a buscar a su amiga Kate la chica más hermosa de toda la discoteca, al menos así se denominaba ella.


—¿quieres que te vaya a dejar? —le dice tomándola del brazo y deteniéndole el caminar— .

Si quieres te voy a dejar a tu casa en mi auto, lo tengo estacionado a la vuelta. ¿quieres?


—No gracias, vine con una amiga —respondió tambaleándose por todas las cervezas que se había bebido horas antes.


—Vamos anda, deja que tu amiga se vaya sola y yo te llevo a tu casa —insiste el tipo acercándose a ella cada vez más.


—¡Que no, no quiero que me vayas a dejar tú! —replicó Laura volviéndolo a empujar, pero esta vez el tipo se choca con alguien al que todos en la ciudad llaman la mole, este era llamado así porque cuando era un enano golpeo a cinco chicos mayor que el dejándolos a todos con alguna parte de su cuerpo fracturada y desde entonces lo llaman así. El gigante lo toma de la chaqueta, lo levantan y lo tira sobre la barra y comienza a golpearlo, Laura sigue su camino en búsqueda de su amiga, Kate se encontraba al otro lado de la discoteca, esta estaba bailando con un chico rubio y alto este le llevaba unos tres años por arriba, pero eso a ella no le importaba, ya que ella era conocida por sus gustos extravagantes. Laura llega a su lado cansada por todas las vueltas que había dado para encontrarla.


—Kate…


—¿Qué te pasa Lau? ¿te sientes mal? Si es así nos vamos —inquirió la rubia de los ojos azules, que ya no eran azules más bien eran negro con tan poca luz que había en ese lugar.


—Si me siento muy mal, será mejor que nos vayamos por favor —respondió Laura agitada y tocándose la cabeza.


—Vale nos vamos de inmediato —dijo Kate dándose media vuelta para mirar al gigante que tenía detrás, tocándole el pecho—. Lo siento me tengo que ir, no puedo dejar que mi amiga se vaya sola y si lo hago sus padres me matan. ¿te dejo mi número?


—Vale de acuerdo —habló el tipo sacando su móvil del bolsillo derecho de su pantalón y pasándoselo a Kate.


—Ya está, llámame si quieres salir alguna vez, pero menos los lunes —dijo la chica volteándose hacia su amiga, la tomó del brazo y se la llevo—. ¡Adiós guapo!


Las dos se dirigieron a la puerta de la discoteca y salieron en dirección al auto de Kate, que era la que estaba en estado para manejar, ya que ella nunca tomaba alcohol cuando andaba con Laura. Kate le abre la puerta a su amiga y la sube, ya que ella cada vez se sentía más mal y no estaba para abrir puertas ni nada, Laura se sienta y tira el asiento del copiloto hacia atrás para quedar en una posición más cómoda, por la puerta del conductor se sube la rubia preocupada por el estado de su amiga, enciende el auto y parten rumbo a la casa de la rubia, para que los padres de la pelirroja no les digan nada. Los padres de Kate eran de esos padres modernos, de esos que creen que son amigos de sus hijos, pero estos no los toman en cuenta.


La rubia conduce a una velocidad excesiva de unos cuarenta km/h, para los límites de la carretera que eran de treinta km/h, para llegar pronto a su casa que queda en medio del bosque del lado sur del pueblo, las distancia que hay entre su casa y la discoteca era de quince kilómetros, a medida que se iban adentrando en el bosque que parecería el hocico de un lobo si no fuese por las luces de auto, Kate se ponía más nerviosa y preocupada por su amiga, al llegar a una curva se les atraviesa un ciervo, la chica no se da cuenta hasta que siente el ruido del golpe, detiene el auto y se baja para ver lo que había sucedido.




24 de agosto, casa de Kate, 10.00 am




—¡Kate a levantarse! —grita Ruth la madre de la rubia, sube las escaleras se acerca al cuarto de su hija y golpea la puerta—. Permiso. Mi amor vamos a desayunar…


La mujer queda sorprendida al no ver a su hija en la habitación, va al baño a ver si allí se encontraba su hija. Abre la puerta y nada, su hija tampoco estaba en el baño, decide bajar para ver si está en el baño de la planta baja y tampoco estaba allí, la mujer nerviosa va a la cocina en donde se encontraba Calvin su marido, entra y ahí estaba este llevándose a la boca una gran cucharada de su cereal favorito que eran los cheerios, el tipo queda con la cuchara en la boca al verle la cara a su esposa, se la saca y la deja dentro del plato.


—¿Qué te pasa mujer? —pregunta el tipo con la boca llena y preparándose para otra cucharada de cereal.


—¿has visto a nuestra hija? —interrogó la mujer acercándose a su marido.


—No, ¿Por qué? ¿no estaba en su cuarto?


—No, no estaba ni en su habitación, ni en el baño de arriba y ni en el de abajo —dice la Ruth sentándose en su silla correspondiente.


—Tranquila mujer, debe de estar con Laura en su casa. Llama a Lucy y sales de la duda —comenta el hombre tomando la mano de su mujer y guiñándole un ojo. La mujer se para, saca su móvil del bolsillo del pantalón, lo desbloquea y busca en la lista de contactos el nombre de la mamá de Laura y marca; el móvil suena por treinta segundos y por fin contestan.




Lucy: Aló, Ruth…




Ruth: Hola, Lucy. ¿estaría mi hija por allí?




Lucy: No sé, deja ir a ver al cuarto de Laura.




Ruth: Ok espero.




Lucy: No, no están aquí 




Ruth: ¿Y en la sala de estar? ¿puedes ir a ver?




Lucy: Está bien, iré a ver. No tampoco están aquí. Ruth ya empecé a preocuparme nuestras hijas nunca llega tan tarde y menos se quedan en otras casas, al menos que sea en la tuya o en la mía




Ruth: Yo igual estoy preocupada, es raro que no hayan llegado… Lucy después te llamo parece que ahí llego Kate.




Lucy: Ok, entonces mi hija también puede llegar luego, nos vemos.




La mujer cuelga el móvil y sale rápido de la cocina en dirección a la puerta principal preparada para reprender a su hija, la rubia pone la llave en la cerradura, pero esta no alcanza a girarla porque su madre se anticipa y la abre, la mujer al ver a Kate con el maquillaje corrido y toda rasguñada se preocupa y se olvida de la reprimenda, la chica entra y pasa por un lado de su madre como si ella no existiera, se sienta en el sofá de la sala mirando fijamente a la televisión, Ruth se siente a un lado de la rubia, Calvin hace lo mismo que su mujer, pero se sienta al otro lado de Kate.


—¿hija que te pasó? —le pregunto Calvin a su hija tocándole el hombre derecho.


—Laura, él tiene a Laura, hay que avisar a la policía, a su mamá —dice Kate desesperada como si ella estuviese en peligro en ese momento, los padres de esta quedan asustado, ambos le toman las manos.


—¿él? ¿Quién es él? ¿y porque tiene a Laura? —dice Ruth bombardeando a la chica con preguntas que en ese momento Kate era incapaz de responder, la rubia mira a sus padres y se desmaya.




12.30 pm.




—¡Ay mi cabeza! —exclama la delgada chica estirada en si cama tocándose la cabeza.


—Kate hija ¿Cómo estás? —cuestiona el débil hombre a un lado de su hija.


—Bien, ¿Qué pasó? —preguntó reincorporándose en la cama.


—Llagaste, dijiste que un tal él tiene a Laura, luego te desmayaste y estuviste durmiendo por dos horas —explicó el flacucho hombre.


—¡Laura!, tengo que ir a salvarla —gritó Kate levantándose de la cama, cayendo al suelo alfombrado de su habitación.


—¡Kate, hija! Tranquila tu madre ya llamó a la policía y a Lucy para avisarles —le dijo Calvin a su hija levantándola del suelo y dejándola encima de su cama. 


—Ya listo, empezaran a buscarla, pero en veinticuatro horas más, ya que ese es el tiempo de espera según dijo el jefe de policías Haakonsson —dijo la alta mujer entrando por la puerta—. Ahora hay que esperar a que lleguen. 




12:50 pm




La policía llega a la casa de los Clinton para tomar la declaración de Kate y así saber con precisión lo que paso con Laura, del auto se bajan el oficial Mathias Leyton y la oficial Jennifer Bowman los oficiales no estaban vestidos de uniforme sino que llevaban solo las chaquetas que indicaban que eran policías, Jennifer se adelanta y toca el timbre de la gran casa de los Clinton “La Mansión Roja”, tenía ese nombre porque en los años veinte ocurrió una de las masacres más terribles de Longville. El hijo mayor de la familia Lower en una fiesta familiar en la que había más de veinte personas, tuvo la genial idea de acuchillar sus primos y hermanos dejándolos tirados en el bosque de la parte de atrás de la casa, luego tomo la Colt Governement calibre cuarenta y cinco y decidió dispararles a todos los de la fiesta quedando solo el vivo, a la semana después fue condenado a más de mil años por el asesinato de veintitrés personas. El señor Clinton abrió la puerta y dejo entrar a los oficiales, los hizo sentarse y llamo a su hija y esposa.




Bosque de Longville, misma hora.




Laura se mueve de lado a lado en la silla a la que la dejó amarrada el tipo que la secuestró, ella trata de soltarse de la silla, parecía un animal preparado para ser llevado a que las cuchillas filosas de la máquina que se utiliza para triturar le pasasen por encima, la cara de miedo y la desesperación que sentía en ese momento eran impresionantes; Laura ve que por una puerta entra un sujeto vestido completamente de negro, alto y con una especie de cinta amarilla en uno de sus brazos, este se acerca a la chica con lentitud para que la escena fuese más angustiante de lo que era.




La pelirroja se movía desesperada, ella sentía que su vida corría peligro estando allí, pero no podía hacer nada, lo que ella tenía, eran dos opciones: una, no decir nada y quedarse quieta y la segunda opción era que cuando el tipo estuviera a su lado se le tirara encima, no importaba si estaba amarrada o no, la cosas era salir de allí a como fuera lugar. El hombre se pone enfrente de ella hincándose, con la mano derecha le acaricia la mejilla izquierda, la chica alcanzo a mover la cabeza para el lado contrario, el sujeto se pone de pie se da media vuela y comienza a caminar a una puerta pequeña de unos noventa centímetros de ancho y ciento treinta de alto, la puerta estaba sujeta con , de aquella puerta provenía un ruido que parecía ser de una persona: el ser que estaba al otro de la puerta comenzó a volverse loco cada vez que sentía que se acercaba y hablaba el tipo alto. 




En un momento aquel sujeto queda enfrente de la puerta con la mano en el pomo de esta, más bien era un trozo de madera sujetado con unos clavos que sobresalían de esta, cuando el tipo hace eso el ser que estaba detrás de esa puerta deja de comportarse como loco, el delgado hombre comienza a abrir la puerta y…




Casa de Kate, mismo momento.




—Señorita Clinton, ¿Cuándo fue la última vez que vio a Laura Philip? —preguntó la morena mujer sentada en uno de los sofás de la sala de estar y dejando encima de la mesa de centro una grabadora de caset antigua que andaba trayendo consigo. 


—La vi anoche, es más yo la traía a mi casa en mi coche, ella se sentía mal y no quería ir a la casa ella con sus padres porque la podían regañar y ella no quería eso —contesta acomodándose en el sofá que estaba enfrente al de Jennifer.


—Entonces si usted la traía en su auto ¿Cómo desapareció? ¿Qué estaba haciendo usted en ese momento? —cuestiono el flacucho policía que esta tenía frente a ella.


—No sé cómo desapareció, yo estaba lejos del auto.


—¿Cómo lejos del auto? ¿puede explicarse bien por favor? —pregunto Mathias mirando fijamente a Kate.


—¡Lejos, estaba lejos! Estaba en medio del bosque, porque cuando iba conduciendo se me atravesó un ciervo solo sentí el golpe y me baje del auto para ver y sacarlo del camino, pero el ciervo ya no estaba, luego sentí un ruido entre los arbustos me acerque para ver si era o no el animal, pero nada, así que decidí volver al auto y cuando estaba en frente Laura ya no estaba en el asiento, la puerta del lado del copiloto estaba abierta, comencé a gritar su nombre, pero no recibía respuesta así que me adentre al bosque a buscarla, estuve buscándola por más de treinta minutos, de pronto piso mal y caí por una cuesta, rodé por el lugar y cuando llegue abajo me pegue en la cabeza, hasta y nomas me acuerdo, después desperté en medio de dos árboles, me pare y volví al auto y llegue aquí —explico la chica. 


—Interesante, ¿Por qué no llamaste a la policía? ¿y fuiste al doctor a que te revisar? —interroga Jennifer a la chica.


—No fue al doctor, porque se desmayó, además el doctor Lucas Trent vino a la casa—interrumpió Ruth respondiendo por su hija.


—Señora no se meta usted, las preguntas son para su hija —regaña Mathias a la mujer.


—No se me ocurrió llamar a la policía, porque pensé que Laura me estaba jugando una broma —respondió la rubia a la pregunta de Jennifer. 


—Está bien, terminamos —vocifera el policía colorín parando la grabación, sacando el caset y guardándolo.


—Vale, los acompaño a la salida —indica Calvin mientras su esposa abraza a su hija.


—¿Y qué va a pasar con mi amiga?


—Ahora hay que esperar veinticuatro horas a ver si aparece y si en esas horas no aparece saldremos a buscarla —comenta la oficial


—¿tanto tiempo? —cuestiona la chica.


—Si, así es en todos los casos —responde el colorín blancuzco que estaba saliendo de la sala de estar.


El padre de la chica sale de la sala de estar detrás de los policías, Calvin se apresura y adelanta a los oficiales para abrirles la puerta, este la abre con amabilidad y deja que salgan, el débil hombre los despide con una sonrisa de oreja a oreja y cierra la puerta detrás de estos. Los policías se acercan su patrulla, se suben y se ponen en marcha para ir de vuelta a la estación de policías, dentro de la casa Kate, su madre y su padre se quedan en el sillón de tres piezas de la sala estos dos últimos se posicionan en perfecto orden cada uno a cada la de su hija para consolarla, ya que lloraba por no poder encontrar a su mejor amiga, además esta se echaba la culpa por lo ocurrido.


La rubia se levanta de improviso y sale corriendo hacia las escaleras para subir a su cuarto y así llorar más a gusto, los padres quedan preocupados por su hija, pero deciden quedarse allí para no molestar a la chica, el teléfono fijo de la casa comienza a sonar, Ruth parte rauda a contestar esa llamada, del otro lado de la línea estaba Lucy que quería saber más sobre Laura y además quería saber qué es lo que le preguntaron a Kate, Ruth le dice todo lo que dijeron los policías y lo que contesto su hija, luego de pasar más de trece minutos hablando estas se despiden y cuelgan el teléfono, la mujer de Calvin se acerca a él y se quedan sentados toda la tarde en el sofá viendo películas y pensando en lo que estaba pasando ese día.




25 de agosto, estación de policías, 12:50 pm




Por la puerta principal de la estación de policías se ve una silueta muy semejante a la de una modelo de alta costura, los oficiales quedaron atónitos al ver a la mujer, parecía que nunca habían visto a una mujer tan bella, pero la cara de bobos incluso Jennifer tenía esa cara se les quitó cunado la mujer pronuncio las primeras palabras de su futura y largar estancia en el pueblo.


—Buenas tardes —pronunció la pelirroja arreglándose su traje de costura fina que su padre le había regalado para su graduación de la academia yace unos seis años de eso y que solo lo había ocupado dos veces.


—Buenas tardes —respondieron todos en un coro improvisado.


De una oficina sale el jefe de policías Haakonsson y comenzó a merodear por toda la sala espiando a los oficiales, cuando gira la mirada hacia la mujer este queda totalmente deslumbrado por la belleza de aquella mujer, los oficiales a su alrededor le miran y se comienzan a reír por la cara que tenía el policía jefe, él al momento de ver a la delgada mujer quedo en blanco y solo escuchaba a lo lejos las risas de sus subordinados, la pelirroja se acerca al policía y este recién ahí se da cuenta de que todos se estaban riendo de él. 


La mujer queda en frente de él. El jefe de policías Lucïan Haakonsson era de esos tipos que los viernes por la noche salía solitario a dar una vuelta, a ver si encontraba el amor, pero nunca resultaba lo máximo que llego a conseguir un día fue una noche se sexo y nada más, las chicas no le prestaban mucha atención y eso que él no era para nada lo que se dice feo, tenía buena musculatura, los ojos celestes casi azules, era alto, rubio y además era simpático y buena persona, pero al parecer eso a las chicas del pueblo solo les importaba que las hicieran sufrir y Lucïan no caía en esa categoría de persona que hace sufrir a otra. El policía se gira hacia todos los demás y los mira, estos se dan cuenta y se quedan en silencio de inmediato y voltean para continuar con sus labores, Haakonsson vuelve la mirada hacia la bella mujer.


—Disculpe por estos tontos. ¿y usted es? —inquirió le jefe de policías.


—No, no pasa nada tranquilo, yo soy Tessa Michelson soy la nueva subjefe de esta estación de policías, fue asignada desde Portland —pronunció Tessa extendiendo la mano para saludar a Haakonsson.


—Señorita Michelson que bueno tenerla aquí con nosotros la estábamos esperando, bienvenida a nuestro lugar de trabajo, yo soy el jefe de esta estación mi nombre es Lucïan Haakonsson —presentó el lugar haciendo una especie de recorrido visual con las manos—. Puedes decirme jefe o si quieres llámame por mi nombre.


—Gracias Lucïan —exclamo la mujer.


—jefe, ya pasaron veinticuatro horas desde que desapareció la chica Philip, vamos a comenzar con la búsqueda —interrumpió Jennifer.


—Está bien comiencen de inmediato, lleva a Mathias y cuatro oficiales más contigo—le dice el rubio a la morena—. Yo y Tessa pasaremos a mi oficina, la pondré al día y luego nos vemos en el lugar donde desapareció.


—¡Si señor! —exclamo Jennifer cuadrándose. Se da media vuelta y se acerca a Mathias y a los otros oficiales. Lucïan y Tessa sé dirigen a la oficina del primero y este la pone al día.




Carretera 25, lugar de la desaparición, 13.15 pm 




Las tres patrullas se detienen en el lugar de la desaparición de Laura. Jennifer y Mathias se bajan y se reúnen con los demás policías, estos sacan un mapa de la zona en la cual tenían que buscarla, los seis policías se dividen en tres grupos, dos partieron hacia el lado norte, dos más al oeste y por último Jennifer y Mathias lo hicieron hacia el sur de la zona. El calor a esa hora era insoportable, los oficiales comenzaron con la búsqueda de todas formas, el bosque por más que diera sombra de los árboles parecía un infierno, para suerte de ellos de la nada llego un fuerte viento desde el este del bosque, estos quedaron sorprendidos por la fuerza del viento.




—Wow… —exclamo Jennifer sorprendida.




—Esta súper fuerte, pero muy agradable. Ahora si dan ganas de seguir buscando —pronunció Mathias inhalando todo el aire que sus pulmones pudieran soportar. A lo lejos el graznar de los cuervos se hacía presente.  




—Si, ahora si dan ganas de buscar —contestó la mujer entre dientes, se estira, contempla el lugar e inhala lo más hondo que puede.




—Ya ponte a buscar mejor —comentó el alto hombre que Jennifer tenía a un lado.




—¿Cómo? Tu a mí no me dices que hacer y además tú también tienes que buscar ¿o crees que lo hare sola? —interpelo la morena.




—Está bien, no te enojes si lo decía en broma nomas —dijo Mathias acercándose a Jennifer abrazándola por la espalda y dándole un beso en el cuello. 




—Ok, no me enojo, pero para la próxima vez trata de no mandarme ¿entendiste? —pronunció la mujer dándose media vuelta y que dando en frente de Mathias, esta le da un beso en la comisura del labio, pero Mathias quería más que un simple beso que para ser justo era un minúsculo beso en la rajadura de la boca eso así que la tomo de la cintura y le dio un beso inolvidable para Jennifer, esta quedó aturdida y confundida con lo que pasó. Después se distancian y Mathias retrocede sorprendido.




—No, aquí no, nos pueden ver y además tú sabes cómo son Lee y Cage —dijo la morena.




—Si ya sé, pero yo quería darte ese beso, porque hace semanas que vengo pensando en hacer algo que nos involucra a ambos —expresó el policía de cabello rizado.




—¿Y qué es eso que quieres hacer aparte del beso? —interrogó la delgada mujer.




—No nada, aun no lo haré, esperare unos días más.




—Está bien, esperare a que lo hagas —dijo entre diente Jennifer. Luego los dos comienzan a caminar entremedio de los grandes árboles que había a su alrededor, cada paso que daban era un paso más cercano en donde se encontraba Laura, los policías estaban a más de un kilómetro de distancia de la chica.




Casa de Kate, misma hora.




—¡Mama, voy a salir un momento! —grita la muchacha tomando las llaves que estaban dentro de un cuenco de madera encima de un mueble a un lado de la puerta de entrada.




—¿Cómo? ¿Cómo que vas a salir? —dijo la mujer saliendo de la cocina enojada.




—Si, voy a salir un momento no me demoro nada voy y vuelvo.




—No quiero que salgas, no quiero que te pase nada malo mi amor —recrimina Ruth acercándose a su hija.




—¡Mama! No me va a pasar nada malo, si solo voy a donde un amigo a contarle lo que pasó —Exclamó la rubia tocando el pomo de la puerta.




—Está bien, pero solo un momento y vuelves antes de las cuatro de la tarde ¿entendido? —vocifero la mujer tocando el cabello de su hija.




—si entendido —expresó Kate, abriendo la puerta y saliendo por esta—. ¡Adiós mama!




—¡adiós, mi amor! —gritó la castaña mujer. Kate se acerca a su auto abre la puerta y se sube y pone en marcha el auto, Ruth ve como su hija se aleja por la salida de la mansión y dobla hacia el norte del pueblo, Kate conduce a todo lo que puede por la carretera y ve como un fuerte viento la persigue, esta entra por un camino que llevaba al interior del bosque, el camino estaba lleno de piedras, el transitar por ese camino era prácticamente imposible, pero eso a la rubia no le importaba, su objetivo era llegar a como dé lugar a ver a su amigo que la esperaba con ansias, llega y se estaciona a un lado de la cabaña que estaba cubierta de ramas que caían de los gigantescos árboles.




De la cabaña sale un chico alto, rubio de muy buena contextura física, la chica corre a los brazos del chico, este la toma en sus brazos, Kate como si fuese un koala se aferra a su cintura y se comienzan a besar como si no hubiese un mañana, la saliva que surgía de sus labios era más bien una especie de pegamento recién puesto en el objeto que se iba a unir. Después de estar un buen taro así pegados como sanguijuelas a la piel de su víctima, se separan y se ven a los ojos.




—¿Cómo esta Laura? —consultó la rubia al chico de los ojos verdes.




—Bien, solo que ha dado algunos problemas —respondió el joven.




—¿Qué problemas?




—No nada, solo no quiso jugar con mi hermana.




—¿Supongo que no le has hecho nada? —preguntó la flacucha.




—No…




—ah ok, entremos que quiero verla —dijo la chica. Se acercan a la puerta de la cabaña, el chico abre la puerta y Kate entra antes que él y ve a su amiga amarrada y amordazada, Laura al ver a su amiga se emociona, pero cuando ve que el chico entra detrás de ella queda totalmente destruida, comienza a llorar del miedo que sentía al ver a su amiga con ese tipo. La rubia se acerca a su amiga, le quita la mordaza.




—Uff… ¿Kate que haces con ese tipo? —interrogó Laura sollozando.




—Nada, el solo me está ayudando con un trabajito, ah y además es mi novio, creo que te lo dijo ¿te lo dije cierto?




—¡Que! ¿Cómo que un trabajito? Y no, no me lo dijiste. Yo no sabía que él era tu novio —respondió la chica maniatada.




—Yo pensé que te lo había dicho y si un trabajito, yo te mandé a secuestrar porque te lo merecías y además por lo que me hiciste en el verano del año pasado ¿te acuerdas? —dijo Kate.




—No, yo no te hice nada —balbuceó la pelirroja. Miro a su amiga—. Kate suéltame por favor.




—No, no lo haré y si lo hago será porque ya me aburrí de jugar contigo, cosa de la que no estoy muy segura —dijo la malvada secuestradora a carcajadas.




—Por favor suéltame, hazlo por mis padres por favor —rogaba Laura entre sollozos.




—Reconsiderando lo anterior, te voy a soltar, pero…




—¿Enserio? —preguntó la chica atada.




—…Pero si tú me pides disculpas.




—Está bien Kate, disculpa por todo lo que te hice, ahora suéltame por favor —dijo la chica desesperada. Intentó soltarse por sí sola, pero no pudo.




—Jajajaj… ya no, ya es muy tarde para disculpas y perdones, ahora es hora de sufrir lo que yo sufrí cuando me hiciste eso —pronunció entre risa. Tomo un cuchillo que tenía a un lado sobre la mesa de la derecha y…




Bosque Rojo a 300 metros de la cabaña, 17.35 p.m.




Los detectives Mathias y Jennifer caminan por un sendero cubierto de zarzamoras en las cuales había pequeñas moras rojas como la sangre, estos se acercaron a sacar algunas para comer, ya que no habían almorzado nada y tampoco habían comido unas moras en varios años y ya no se acordaban del sabor de estos frutos.




 Cuando comienzan a sacar moras, de pronto cae una gota de un líquido sobre la nariz de Mathias este se quita el rastro que había dejado la gota y se da cuenta de que el color que tenia era un rojo intenso se podría decir era un poco mas fuerte que el de las mora, el detective cree que Jennifer le estaba lanzando las frutas para molestarlo, al darse vuelta este ve que la morena estaba viendo hacia arriba a lo alto de los pinos rojizos, ambos quedan con la boca abierta al ver el cuerpo de una persona, el cuerpo tenía toda las espalda desgarrada y abierta de par en par con los pulmones al descubierto. 




Los detectives rodean el árbol para ver el rostro de la persona, cuando se paran en frente ven que se trata de Laura la cual estaba atada de manos y pies a dos arbolas, también mantenía una expresión de sufrimiento combinada con tristeza en su rostro. Jennifer quedó petrificada al ver a la chica allí, a Laura ya no se le veía el pelo que combinado con la sangre parecían uno solo, Mathias saca su teléfono móvil y le marca a su jefe Lucïan. 




Mathias: jefe…




Lucïan: Dime Mathias. ¿La encontraron?




Mathias: Si jefe la encontramos, pero tendrá que venir usted a verla porque…




FIN...




 




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M.R.Álvarez 780 puntos 23 Jul, 2020 M.R.Álvarez 780 puntos
Creo que es parte de una novela romántica, esta buena la lectura y emocionante.
0 votos
23 Jul, 2020
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