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¡Me gustó! Qué bonito escrito, qué profundo!
Creí que nunca me encontrarías, que la suerte del destino te mantenía alejada de mí, como la arena de la nieve, o como el sol de la luna.
Creí que nunca me encontrarías, porque no puedo decir que te encontré, ya que fuiste tú la que me salvó y enseñó el camino, como quien encuentra un cachorro en la carretera y lo lleva a casa para cuidarlo. No quiero ser el cachorro en efecto, pero el punto es que me encontraste.
Así que gracias por jugar a las escondidas todo este tiempo, pensé que el juego jamás acabaría, ya ganamos, nos encontramos, disculpa por esconderme de ti.
Ahora juguemos juntos a vivir.
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