Me gusta ayudar, sobre todo cuandos sé que mi ayuda hará felices a aquellos que en realidad lo necesitan. Si han leído mis textos sabrán que mi mascota Gordón, es un perrito adoptado de la calle cuando ya tenía cerca de un año allí, y aunque en su momento fue frustrante intentar amoldarlo a la vida en un hogar, ahora es el amor de mi vida y mi vida no sería lo mismo sin él .
No contaba con mucho dinero, así que leí las donaciones que estaban recibiendo y encontré que muchas cosas las tenía en mi hogar en muy buen estado: una libra de lentejas, una libra de avena en hojuelas, una escoba nueva y demás implementos de aseo y de alimentos que podía sacar sin problema de mi hogar. A la final era para los perritos y cada aporte era de gran ayuda.
Estar con los perritos ese día ayudando me hizo ver que hay mucho que podemos hacer por los demás con muy poco de material o dinero, podemos darles atención, cariño, comprensión y si la oportunidad se da, también un poco de objetos materiales para mejorar su calidad de vida. Los animales son adorables, muchos de nosotros nos morimos por tener uno pero sus cuidados son la misma o mayor responsabilidad que la de un hijo, así que si no podemos tener uno pero nos facina ayudarlos sería buena idea colaborar con este tipo de fundaciones u organizaciones, a darles baños a los perros, a sacarlos a pasear, a ayudarlos con medicamentos y entre otros gestos de amor y solidaridad.
Pero si eres una persona que no le gustan los animales o simplemente no se siente agusto con la compañia de estos, hay mucho que puedes hacer tan simple para no afectarlos: no los golpees en la calle, no les avientes el auto (deja que crucen la calle o pitales un poco para que reaccionen, ellos no saben en que consiste una carretera), no les des veneno, no les avientes agua en cima, si tienes comida que vas a botar puedes dejarla en un plato desechable en la calle para que puedan comer un poco, o simplemente si en verdad no te gustan los animales, no los determines pero respeta su existencia, ellos también tienen derecho a vivir.
Es fácil alegrarle el día a un animal, los juegos y la atención valen más que un plato de la comida más fina, incluso esto sucede también con las personas, así que si te gusta el trabajo social y te animas, te invito a que le cambies la vida a un perrito, compra un pan pequeño y daselo a un perro con hambre, te lo agradecera de por vida. Nunca es tarde para ayudar a alguien que lo necesita, y que mejor que alguien que nisiquiera puede hablar y expresar lo que necesita.