Me sumerjo en el adagio del silencio.
Intentando encontrar el más profundo de los secretos.
Queriendo hacer de mi soledad unos cuántos sonetos.
Y aquí estoy… cansada de tanto ruido, de palabras inverosímiles dibujadas en millones y millones de miradas vacías, que se pierden en medio de la brevedad de los días.
Y es que me duele el mundo en todo el cuerpo, me duele la codicia y la maldad que llevamos aquí adentro.
Pero, ¿Qué puedo hacer? si hace parte de nuestro ser.
Y sin importar a qué lado de la historia mire, noto nuestras similares cicatrices
Y se asemeja a un cuento eterno, porque ¿Qué más da? Pues somos cielo y somos infierno.