GRACIAS a ti comprendí que la vida es maravillosa. Cambiaste mi mundo cuando llegaste, ese mundo lleno de banalidades y cosas sin sentido, me enseñaste lo que verdaderamente importa.
Me enseñaste a cambiar el qué dirán por el qué diré yo .
Me enseñaste que la vida es un juego y el tiempo que tenemos es para jugar. Me enseñaste a amar lo desconocido y sentirme inseguro con lo aprendido. Me enseñaste a ser curioso y buscar más allá de lo evidente.
Me enseñaste a ver más con el corazón que con mis ojos. Me enseñaste a escuchar música en el ruido de la gente y a ver estrellas en las luces de la calle.
Me acostumbraste a escuchar tu voz diciéndome papá, me acostumbraste a ser feliz y, sobre todo, me enseñaste a vivir.
Porque la vida no es un eterno resplandor ni un perpetuo amanecer, la vida tiene matices y colores que van y vienen acorde al tiempo. Gracias por enseñarme que el pintor soy yo.
Gracias a ti ya olvidé cómo vivir, ahora solo espero disfrutar de estar vivo.