Es increíble lo que podemos llegar a sentir cuando nuestros nervios viajan a través del cuerpo causándonos esos pequeños escalofríos incontrolables detonados por alguna sensación con la suficiente fuerza para movernos el mundo. ¿Te pongo un ejemplo? Cuando alguien nos rompe una ilusión y como consecuencia, nos decepciona.
Muchas veces las cosas no son como creíamos o esperáramos que fueran, llega un punto donde todo se sale de control y nos tumba .
Creo que tratándose de amor, la más grande desilusión que podemos experimentar es cuando no existe correspondencia, ese efecto secundario catalogado como un amor fugaz porque de la misma forma que llega, se va.
Sin darnos cuenta, nos adentramos en el juego de los amores a medias, esos que van despacio y a la vez rápido, pero que tienen el suficiente impulso para lanzarnos más allá de nuestra imaginación. Ese que por más que digamos que no nos afecta, lo hace. Realmente tiene el poder de poner todo de cabeza y lo sentimos, irónicamente sentimos que lo que vivimos terminará siendo reciproco.
Nos “enamoramos” profundamente al instante sin pedir absolutamente nada a cambio. Estamos dispuestos a jugar todas nuestras cartas esperando salir victoriosos sin darnos cuenta que en muchas ocasiones, lo que estamos apostando realmente es nuestra dignidad.
Y así de la nada, sentimos como un balde de agua fría con todo y hielitos cae sobre nuestra espalda al darnos cuenta de la realidad. Este es el preciso momento en el que nos quitamos la venda de los ojos y duele, ¿cierto?.
Aquí es donde comenzamos a cargar esas decepciones: nos cohibimos ante cada promesa que no se cumplió, culpándonos por confiar plenamente y no pedir pruebas por conformarnos con palabras. No nos cabe en la cabeza como las cosas simplemente cambian de un día para el otro y así, nos terminamos quedando con excusas que obtenemos como respuestas al intentar justificar porqué las cosas terminaron.
Pero si las cosas son al revés, ¿Qué pasa cuando eres ese “no correspondido” para alguien?
Hay veces en las que nos confundimos, no es que lo intente justificar pero todos hemos cometido errores. Solo tengamos en cuenta que tratándose de sentimientos, alguien saldrá lastimado, aunque no nos guste, así son las cosas por eso si esta en tus manos, nunca ilusiones si no estás dispuesto a cumplir porque de lo contrario, solo serán promesas baratas que harán que te muerdas la lengua cuando seas puesto en evidencia.
Hablando se entiende, no juguemos y tengamos el valor de dejar las cosas claras desde un principio para no caer en mal entendidos que perjudiquen a ambas partes.
Creo que lo más difícil de todo esto, es aceptar que nos equivocamos. Nos dejamos llevar por lo que creemos sentir y no es que este mal, el problema es cuando nos cegamos y terminamos exponiendo nuestra estabilidad mental por un "hoy sí, mañana no sé".
Soy fiel creyente de que todas las personas que llegan a nuestras vidas tienen un momento y una misión , muchas veces llegan para destruirnos para que nosotros mismos nos reconstruyamos aprendiendo de lo que experimentamos con cada una de ellas.
Por más que queramos, no todas las personas vibran a nuestro nivel, no podemos obligarnos a encajar con alguien con el que no nos conectamos, y aunque duela aceptarlo, en el fondo sabemos que es lo mejor para nosotros: tener algo real en nuestras vidas.
Pongámonos a nosotros en primer lugar, nunca aceptemos estar con alguien solo por estar porque tarde o temprano llega esa persona a nuestras vidas que no nos hace tener dudas sobre su estadía en ella.
Tengamos en cuenta que si alguien quiere formar parte de nuestra vida hará lo necesario por estar presente demostrándolo, de lo contrario solo serán palabras que se las lleve el viento. Aunque suene trillado, recordemos que las acciones valen más que mil palabras. Dejemos de desgastemos por las desilusiones y decepciones de un amor no correspondidoAutora: Andrea HuelgaInstagram: @AndreaHuelgaTwitter: @andreahuelga