Así es, me sangran los oídos, hiperbólicamente, al escuchar la música que nos venden en la actualidad. Las emisoras locales, la tv, redes sociales, plataformas de música y hasta You tube sólo abordan musicalidad urbana que cada día gana más valor en el mercado y en la sociedad, que desdicha al punto en que hemos llegado, que infortunio las generaciones que crecen escuchando éste tipo de música la cual aclaman y demandan de forma exagerada, como si fuera lo mejor de lo mejor .

Ya no se escucha buena música y aunque el concepto de buena música es subjetivo para cada persona, todos sabemos que no se conceptúa en un par de golpes con ritmo urbano, una melodía y una voz... Ahh y por sobre todo sus bellas y profundas letras, bellas sobre todo. Lo más grave de todo es que quienes consumen mayormente ésta música son niños, adolescentes y jóvenes, me pregunto ¿Qué es lo bueno que les podría traer para ellos ésto?. Niñxs de 5 años que ya bailan y cantan estás canciones al pie de la letra sabiendo o no su significado, las 4 babys de Maluma en donde exalta de manera grotesca la intimidad, o el famoso y aclamado Trap donde sólo resaltan la buena vida que esos cantantes llevan viajando, fumando y estando con cuanta mujer quieran, son los grandes ídolos de una numerosa población que no conoce mejor cosa.

Varias personas me han criticado diciendo que en todos los géneros tienen letras referentes al sexo o que todos los géneros han tenido cantantes y músicos drogadictos, y tienen razón. La cuestión y problemática desde mi punto de vista es que la denigración hacia la mujer no tiene límites en los géneros urbanos y pareciera que muchas mujeres lo aceptaran, además son los niños quienes tendrían el mayor impacto negativo de todo esto, ¿Qué valores podrían formar estas nuevas generaciones escuchando este tipo de música tan libremente?, ademas sus contenidos audiovisuales son cargados con material sexual y violento que aporta gran sentido y significancia a lo que las personas escuchan y ven.

Me sangran los oídos, me lloran los ojos, y me parte el alma presenciar ésta realidad, y lo que se viene.