Tú eras mi amiga cortante, yo tu apoyo sangrante.
Tú y mis mangas largas, yo y mis lágrimas.
Tu la que cerró mis ojos, yo la que vio la luz.
Y de repente todo quedo en silencio, solo me acompañaba un pequeño pitido que seguía creciendo según pasaba el tiempo.
Y justo en algun instante, aparecí en aquella pequeña habitación blanca, llena de aparatos, renacida y con los ojos abiertos.
Esta vez había ganado yo, esta vez fui yo la que corto esa guerra ,que marco nuestro final y mi comenzo, por fin volvía a vivir.