Ya no suelo hablar de ella.
Sin embargo su voz aún resuena en mi cabeza, aveces pienso estar un poco demente.
Demente no por no dejar de pensar en ella , sino por seguir aferrado a algo que ya nisiquiera existe, demente por cerrar los ojos y aún ver esa malditamente hermosa sonrisa.
Aquella sonrisa que francamente no es la sonrisa perfecta, pero es la única sonrisa que con sólo verla me hace llenar de endorfina.
¿Qué hice mal?
¿Por qué ya no estás aquí?
¿Acaso fue que le di tanto amor y se aburrio de ello?
Trate de que cada día se enamorara de una manera distinta de mí, cada día , créeme que traté.
Pero cada vez su amor por mi se iba esfumando.
No se que hice mal, vivo con esa duda día a día, quisiera dejar de observar de lejos y acercarme y preguntarte que hice mal, pero se que terminaré siendo ignorado como las demás veces que he tratado de hacerlo.
Sólo me queda recordar los momentos felices mientras fumo y veo nuestras fotos.
Mirando las coletillas de los cigarrillo que he fumado mientras bebo me he dado cuenta de que talvez eres el amor de mi vida, pero yo no soy el amor de suya.