Hoy simplemente me escribiste para decirme que ya no me soportas y no te importa lo que haga.
Ayer me dijiste que no valoraba tu amistad.
Mañana, ¿qué me dirás?
Me enseñaste a salir de mi caparazón y disfrutar la vida.
Me diste una temporada de diversión y locura.
Pero no todo es para siempre.
Me insultaste y dijiste cosas que una amiga nunca haría. No te entiendo, me das a entender que no quieres seguir siendo mi amiga y luego me dices cobarde por hacer caso a tus indirectas.
¿Qué hago? ¿Cómo te trato?
Me rompiste un poco al despertarme abruptamente y ver que nuestra amistad no fue más que una apnea sin descanso.
Te quise, te quiero y te querré, pero me enseñaste que no puedo dejar que me sometan, tengo voz propia y no puedo dejarme vencer.
Lo aplico, poco a poco, pero lo hago.
Me enseñaste que las personas rotas son las que más aman, pero tú, lamentablemente estás falta de amor y llena de resentimiento.
Te dejo ir amigo, te dejo ir.