Soñé que me abrazabas y te quedabas para siempre en mi vida, te soñé besándome, que bien se sentía, mi piel se erizaba cada vez que me tocabas. En este sueño sentí que me mirabas fijamente mientras yo dormía acurrucada en tu pecho, era una paz que nunca hubiese experimentado; no sé quién eres ni porqué apareciste en mis sueños, pero quiero que vuelvas a aparecer ¡no sabes las ganas que tengo de volver a verte!
Ya han pasado muchos días y aún no vuelvo a soñar contigo, créeme que me hubiese quedado a dormir toda la vida si tú estabas ahí, en el sueño más real que he tenido, quizás sea la necesidad de sentirme de ese modo que me hizo soñar contigo .
Lo peor de todo es que aunque me encuentre contigo en algún lugar no te reconoceré, no vi tu cara, solo sentí tu amor, tu forma de hacerme sentir, plena ¿por qué no me dejaste ver tu cara? ¿Acaso escondes algo?
Cuando estoy en la calle es tan chistoso, porque te busco en cada hombre fuerte y con olor agradable que pasa por mi lado, estoy a punto de volverme loca.
Otra noche más sin ti y ya me estaba olvidando de mi necesidad de volverte a verte, creo que le oré tanto a Dios para que sacara esta locura de mi cabeza que me hizo caso, le pregunto a Dios ¿Por qué no me mandas un compañero de vida, te lo he pedido tantas veces? Siempre le decía a mis amigas que Dios me ignoraba cuando le hacía estas peticiones y ellas reían, yo sentía que no me hacía caso; pero aun así muy en el fondo tenía esperanza de conseguirlo.
Mi vida volvió a la normalidad, ya no te buscaba entre tanta gente, es más ni me acordaba de ese sueño donde estuviste. Salí con mis amigas y la pasé muy bien y sí, es verdad siempre siento que me hacía falta alguien más, pero ya estaba acostumbrada a ese sentimiento.
Lo más loco de todo esto, era que tenía varios pretendientes y no me gustaba nadie ni un poquito, los rechazaba, no respondía ni sus mensajes. Las personas a mi alrededor decían que yo creía en los príncipes azules y no era así, estaba más que clara que no existían, lo que realmente pasaba era que mis experiencias amorosas me dejaron de enseñanza: que uno debe quedarse con la persona que nos de la confianza de mostrarnos como somos realmente y que esa persona siendo libre de estar con alguien más, te prefiera a ti.
Todas las noches le pedía a Dios por un amor, yo no me estaba dando cuenta de que Dios me dio un avance de la felicidad que me esperaba, cuando soñé contigo.
Un sábado cualquiera fui a un centro comercial con mi madre a comprar cosas que hacían falta, cuando iba por el pasillo de los dulces, un niño se me estrelló encima y caímos al suelo; solo escuché que alguien me preguntó si estaba bien y yo me quedé muda al ver que aquel hombre con una mirada penetrante, me levantó y como en algún momento se supone que tenía que hablar, te dije: sí, estoy bien con una sonrisa de idiota, me pediste disculpas por lo que hizo el niño, las acepté y fue todo. Te fuiste, sin saber mi nombre y me dejaste con las ganas de saber el tuyo. Al llegar a casa me puse a analizar la situación y llegué a la conclusión de que el niño era tu hijo y la mujer con la que saliste del súper era tu esposa.
Otra noche más aquí estoy Dios, pero esta vez no vengo a pedirte nada, solo te quiero decir que fue muy cruel eso de cruzarme con un hombre que me atrajo tanto, pero que ya tiene una familia ¡felicidades! ya no te pido más que llegue el verdadero amor a mi vida .
Faltaban pocos días para navidad, la época del año que no me gusta, tenía un tiempo sin ni siquiera agradecerle a Dios por estar viva, de verdad estaba enojada con él, pero el 30 de diciembre me sentía tan nostálgica, que le pedí perdón y le agradecí por mi familia y mis amigos porque ese es el éxito de un ser humano que sus seres queridos lo amen. Como ya estaba en paz con Dios me arreglé para salir a bailar y tú estabas ahí, no entendí, no habían pasado ni dos horas en que hice las paces con Dios y vuelve y te pone en mi camino, mis amigos no sabían nada de lo ocurrido así que traté de actuar como si tú me gustabas.
Me la pase ignorando que estabas ahí y no volví a mirar para tu mesa, hasta que te acercaste y pediste permiso a los demás para bailar conmigo, te juro que no me lo creía, fuimos a la pista y bailamos un merengue de esos que se bailan suavecito, mientras bailábamos, hablamos de lo que paso en el súper, mi sobrino es muy travieso dijiste; ¿tu sobrino? pensé que era tu hijo.
No, yo no tengo hijos, es más aún ni me he casado dijiste, eso era todo lo que necesitaba escuchar y así fueron pasando las cosas, comenzamos a salir, nos hicimos novios y a pesar de las dificultades seguimos juntos, me pediste matrimonio y ayer tuviste un accidente.
*Por favor ¿Dime que recuerdas?
-No, lo siento no puedo recordar nada.
*Ok, descansa quizás más adelante mientras vayas recuperándote irás recordando.
-Quizás.
Quizás me dijiste...quizás, pero aun así te fuiste y me dejaste sin ti, después de que tanto le pedí a Dios que te pusiera en mi camino, ahora ¡dimeeee Diooos! dime qué hago? ¿Qué quieres demostrarme con esto? No entiendo. Te lo llevaste y me dejas aquí ¿para qué? ¿Por qué? Si crees que yo puedo confiar en ti nuevamente, estás muy equivocado.
Yo no me quedaré a ver cómo todo el mundo es feliz mientras yo siento este dolor que me está carcomiendo el alma, voy a estar contigo mi amor y me abrazaras como todas las noches... juntos tú y yo.
No voy a sufrir, pronto nos vemos!
*Se escucharon disparos*