Proteger tu paz no siempre significa huir del ruido
19 Abr, 2025
Tiempo de lectura aprox. :
3 min.
0 votos

A veces creemos que proteger nuestra paz es crear un muro, alejarnos de todo y de todos, aislarnos bajo la excusa de estar trabajando en nosotros mismos. Pero, ¿qué pasa cuando ese muro empieza a encerrarnos en lugar de protegernos?


Proteger nuestra paz no debería ser sinónimo de evadir la incomodidad .

No todo lo incómodo es dañino. De hecho, muchas veces, lo que más nos hace crecer no se siente cómodo en lo absoluto. La incomodidad es parte del proceso, es la señal de que estamos saliendo de una zona conocida, que estamos aprendiendo algo nuevo, incluso si al principio parece un retroceso.


Hay dos aprendizajes clave que sustentan esta idea: aprender a estar solos, y aprender a decir que no. Y sí, pueden parecer opuestos, pero en realidad son complementarios. Estar solo no debería ser una condena ni una obligación, sino una elección. El problema aparece cuando convertimos esa elección en regla y nos cerramos a todo lo que no encaje con nuestra rutina “perfecta” de crecimiento personal.


Decir que no es necesario, pero también saber cuándo decir que sí. Si convertimos el autocuidado en una excusa para rechazar todo lo que nos incomode o no se alinee perfectamente con nuestros planes, terminamos perdiendo mucho más de lo que ganamos: experiencias inesperadas, nuevas conexiones, momentos de risa, incluso errores que luego se convierten en aprendizajes profundos.


Equivocarse es inevitable. Y más que eso: es necesario. No hay crecimiento real sin fallos, sin tropiezos. Proteger tu paz también debería incluir darte permiso para caer, para sentirte perdido, para no saber qué hacer. Porque incluso en esos momentos hay sabiduría. Porque incluso ahí estás viviéndote, en toda tu humanidad.


Y sí, cultivar la soledad es valioso. Saber estar contigo mismo es una de las habilidades más importantes que puedes desarrollar. Pero no olvides que somos seres sociales. Que el amor, la amistad, la conexión con otros también nutren, también curan, también nos devuelven a casa.


Al final, proteger tu paz no es construir una burbuja perfecta y aislada. Es saber en qué momentos necesitas silencio… y en cuáles necesitas risa. Es reconocer cuándo decir “no” te cuida, y cuándo ese “no” se ha vuelto una barrera innecesaria. Es permitirte sentir, permitirte fallar, y también permitirte disfrutar, sin culpa, sin estrategia, sin agenda.


Proteger tu paz es encontrar un equilibrio honesto entre el mundo interior y el exterior. Y ese equilibrio, a veces, se construye en medio del caos, no lejos de él.

127 visitas
Valora la calidad de esta publicación
0 votos

Por favor, entra o regístrate para responder a esta publicación.

Publicaciones relacionadas
Adimvi es mejor en su app para Android e IOS.