La muerte llegó por Pedro
7 Oct, 2024
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Matías siempre había tenido una inclinación por resolver misterios. Creció con su madre, Elena, quien se encargó de criarlo desde la muerte de su padre en circunstancias desfavorables .



Ese dolor, ese vacío, lo había acompañado desde chico, moldeando su deseo de estudiar criminalística .
Creía que, de algún modo, entendiendo las sombras que rodeaban el crimen, podría entender mejor la suya propia.


Una tarde como cualquiera, Matías regresaba a casa cuando notó un revuelo en su barrio. Pedro, un vecino conocido de toda la vida, había sido encontrado muerto en su casa. Las versiones del barrio eran variadas: algunos decían que fue un robo, otros que había sido por alguna deuda que Pedro arrastraba hace tiempo. La policía cerró el caso rápidamente, señalando a un ladrón que había sido visto rondando la zona en las últimas semanas.Sin embargo, algo no le cuadraba a Matías.


Cuando se acercó al lugar del crimen, vio detalles que nadie más parecía notar: las marcas en el cuerpo de Pedro eran extrañas, profundas, como si algo más allá de lo humano lo hubiera atacado. Además, había huellas que llevaban hacia el bosque cercano, unas demasiado grandes para ser de un ser humano común.Decidido a investigar, Matías siguió ese rastro por su cuenta, pese a las advertencias de Julia, su compañera de la facultad y con quien había comenzado a desarrollar una relación que iba más allá de la amistad. Julia lo notaba diferente, más obsesivo que de costumbre, pero Matías no le prestaba atención. Algo en su interior lo impulsaba a seguir ese misterio hasta el final.


Esa misma noche, se aventuró en el bosque, guiado por el instinto. El aire frío y el crujido de las hojas bajo sus pies lo mantenían alerta. De repente, un gruñido profundo rompió el silencio. Antes de que pudiera reaccionar, una criatura inmensa, mitad hombre, mitad bestia, lo atacó con una fuerza descomunal. Matías apenas pudo defenderse antes de sentir el mordisco en su brazo. En medio del caos, la criatura huyó, dejándolo malherido y confundido.Cuando Matías volvió a su casa, no era el mismo. Algo había despertado en él.


Con el pasar de los días, Matías comenzó a notar cambios en su cuerpo. Primero fue la fuerza; podía levantar cosas que antes le costaban, pero no solo eso: su oído se agudizó, sus reflejos se volvieron más rápidos, y su capacidad para oler cosas a distancia lo dejó atónito. El mordisco que había recibido aquella noche en el bosque le dejó una marca, pero más que en su piel, la marca estaba en su alma.Matías sabía lo que estaba ocurriendo. Los cuentos de ancianas que su abuela le contaba cuando era chico ya no parecían tan fantasiosos.


Se estaba transformando en un hombre lobo. Elena, su madre, percibía que su hijo estaba cambiando. Lo veía más distante, más sombrío, pero no sabía cómo ayudarlo. La preocupación por su hijo la carcomía por dentro, pero Matías no le daba espacio para acercarse. Se encerraba en sí mismo, tratando de controlar lo que sabía que se avecinaba. Julia, por otro lado, lo confrontaba cada vez que podía. Sus sentimientos por ella crecían, pero sabía que si ella se enteraba de la verdad, las cosas no volverían a ser iguales.


Una noche, en medio de una discusión con Julia, Matías finalmente explotó. “No puedo estar con vos. No quiero lastimarte, no soy el mismo de antes,” dijo, con los ojos brillando de desesperación. Julia, sin entender completamente lo que pasaba, insistía en quedarse a su lado, pero Matías se negaba. “No te imaginás lo que estoy atravesando. No quiero que te pase nada por mi culpa.”A medida que su relación con Julia se deterioraba, Matías volvía al bosque, tratando de rastrear al hombre lobo que lo había atacado. Sabía que su destino estaba ligado al de esa criatura. Si lo encontraba, tal vez podría romper con la maldición que lo atormentaba. No podía seguir viviendo así, sintiendo que en cualquier momento perdería el control.


Una noche, finalmente lo encontró. En medio del bosque, frente a él, estaba la bestia. El duelo que siguió fue brutal. Matías, ya convertido en un hombre lobo completo, luchó con la ferocidad de un animal, mientras la criatura lo atacaba con una furia primitiva. Golpe tras golpe, ambos se batían bajo la luz de la luna llena. Al final, fue Matías quien salió victorioso, pero al hacerlo, algo cambió en su interior. Matar a la bestia no lo liberó, solo lo hundió más en la oscuridad.


Después de la batalla en el bosque, Matías intentó volver a su vida normal, pero ya no podía. La transformación seguía siendo parte de él. Cada noche sentía el llamado de la luna, ese impulso salvaje que lo atormentaba. Pero más allá de su nueva naturaleza, había algo que lo preocupaba más: la verdad detrás de la muerte de su padre.A través de sus investigaciones, descubrió algo que lo dejó helado. El hombre lobo que había matado no era cualquier criatura. Era el mismo ser responsable de la muerte de su padre. Todo había estado conectado desde el principio. La bestia que había destruido su vida cuando era niño, ahora era la que lo había convertido en lo que era. Cargado de esa verdad, Matías volvió a su casa, donde Elena lo esperaba con lágrimas en los ojos. Él le contó todo, desde la mordida hasta la muerte del hombre lobo. Le reveló el secreto que había mantenido oculto durante semanas. Elena, aunque devastada, entendió que su hijo ya no era el mismo y que su destino había sido marcado por fuerzas más allá de su control. Mientras tanto, Julia, aún dolida por la distancia que Matías había puesto entre ellos, seguía intentando acercarse. Sin embargo, él seguía resistiéndose, temiendo que su naturaleza salvaje la lastimara. “No puedo ponerte en peligro,” le decía, pero Julia no aceptaba su rechazo.


Al final, Matías decidió utilizar su nueva condición para hacer el bien. Si no podía deshacerse de lo que era, al menos podría controlar su lado oscuro y usarlo para resolver crímenes, proteger a los inocentes y evitar que otros sufrieran como él. Aunque la luna llena seguía llamándolo, Matías aceptó su destino, sabiendo que, aunque había perdido su humanidad en parte, aún tenía el poder de decidir quién quería ser. Elena, preocupada por lo que su hijo había llegado a convertirse, entendió que su vida ya no sería la misma. Y Julia, aunque herida, decidió mantenerse cerca de Matías, aunque él siguiera poniendo un muro entre ellos.


Con la verdad sobre la muerte de su padre revelada, Matías comprendió que su lucha no había terminado. Pero esta vez, estaba listo para enfrentarla, con la esperanza de que, de alguna manera, aún quedaba algo de humanidad dentro suyo, algo que lo guiara hacia un futuro mejor. 


 


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