Solo escribe una persona común y corriente que está harta de aparentar algo que no es, que vive en una sociedad superficial, donde mostrar tu mejor cara es lo más útil para encajar. Las personas juzgan mis acciones, pero les importa muy poco saber el trasfondo, es solo un reflejo de lo mal que están ellos y utilizan el poder de señalar para complacer su ego, ¿por qué debo cumplir sus expectativas? ¿pretendo atravesar los días de mi existencia por medio de la opinión ajena? me parece absurdo.
Los problemas llegan y me sacuden, los demás no lo entienden porque no viven mi vida y deben lidiar con sus propios dramas, los pensamientos negativos nublan mi vista, ¿hasta cuándo deberé soportar este torbellino en mi interior?
La sensación de no poder dormir es terrible, es una de las peores cosas a experimentar, mis fantasmas mentales me persiguen, surgen en el momento menos indicado, solo quiero descansar, estacionar mi cabeza después de acarrear tantas cadenas pesadas que no me permiten siquiera disfrutar los pequeños detalles .Las preocupaciones me perturban diariamente, no puedo detenerme, invento escenarios que no existen, ¿Qué me sucede?
Cada día la llama que había en mi se va apagando, mi alma pide a gritos que alguien lo socorra, las heridas internas son las más dolorosas, escondo mi corazón para que este mundo enfermo no lo lastime, atrapado en este enredo, lo más profundo de mi ser clama urgentemente por libertad y allí encuentro a Jesús, una persona eminente, alguien tan santo y bondadoso solo se acerca sin mirar mis errores para destruirme, me abraza, trae calma y me produce bienestar, toda confusión desaparece, este hombre divino me dice que pensó en mi antes de haber sido concebido, dispuesto a ayudarme y sanarme, sin lanzarme piedras, me dice que me ama, a pesar de que no lo merezco, es el único lugar donde verdaderamente puedo descansar. Las personas no comprenderán, solo mediante la fe puedo conocerte, no quiero perderte, haré lo que sea necesario para estar siempre cerca de ti, gracias por salvar mi vida y entregarte por mi voluntariamente.
En Jesús encuentro mi verdadera identidad, las mentiras que inventó este mundo acerca de mi ya no tienen valor, Dios me regresa al diseño original, es decir, a restablecer ese lazo perdido con él, mi Creador me dice que no me preocupe, que me acompañará hasta el final, y me da la certeza sobre que soy una creación con propósito, vio en mi lo que la mayoría no puede notar, soy su más preciado tesoro. Su amor y su presencia me garantizan seguridad ante las tempestades, no tengo que temer.