Esta es la historia de Luana, una muchacha de 24 años, que al finalizar el trayecto escolar de nivel intermedio decidió ingresar a la carrera de Profesorado de Español, logró graduarse en cuatro años en la prestigiosa Universidad del Ceibo, fue la estudiante más destacada de su curso, los profesores la elogiaban por su destreza en el idioma, a sus compañeras les encantaba tenerla como parte de su grupo de estudio. Pertenecía a una familia de clase alta, su padre Alberto era dueño de una empresa de fabricación de automóviles, que se había expandido a nivel nacional, en el pequeño país llamado Abdías .Ella no necesitaba de dinero para sustentarse, su padre le dijo que no se preocupara, que se encargaría de brindarle todo que quisiera, le recomendó que estudiara Administración de Empresas, así le podría ofrecer un puesto importante en su negocio, sin embargo, ella deseaba ser independiente, sabía que tenía vocación para la enseñanza, debido a que ayudaba a sus compañeros de secundaria en las asignaturas, y emprendió su propio camino.
Luana junto a su amiga Andrea fueron un día a una fiesta que se hizo en casa de un compañero de la carrera, fueron invitados estudiantes de diferentes carreras, allí conoció a Jeremías, él estudiaba Economía, se cayeron muy bien, entre ese intercambio de conversación, coincidieron en muchas cosas, se dieron cuenta de que tenían mucho en común, la noche se hizo larga, pero para ellos fue como un flash. A partir de ese momento comenzó todo, iniciaron su relación, y les faltaba un año para culminar sus estudios. Transcurrido un tiempo, ambos se graduaron, Jeremías encontró trabajo en una empresa de tecnología, Luana gracias a algunas influencias de su padre pudo conseguir empleo en el Colegio San Francisco. Los dos estaban en buena posición económica y quisieron casarse, la boda se realizó en una hermosa mansión, como era verano, armaron un gran festejo en la piscina. Los padres de este matrimonio les compraron un departamento, así fueron asentándose poco a poco.
Pasaron dos años y Jeremías trabaja todo el día, tenía un corazón ambicioso, adicto al trabajo, era la manera en la que podía distraerse, distanciarse de los traumas de su infancia y de aquellos asuntos que nunca pudo resolver. Luana le reprochaba muchas cosas, que no pasaban tiempo juntos y que los ingresos gastaba en tonterías, era adicto a los juegos de azar, entonces derrochaba dinero, no lograban ahorrar para llevar adelante los proyectos planeados, ella no quería molestar a sus padres para que la ayudaran. El se mantenía indiferente, creía que ella solo decía estupideces, pensaba que era loca y exagerada.
La pobre chica sabía que no podría construir una familia sana junto a él, que no sería capaz de protegerla y ayudarla en momentos difíciles, ni de ser buen padre. Realmente lo amaba, pero con el transcurso del tiempo comenzó a detestarlo, sentía amor y odio a la vez. Tomó la determinación de separarse y regresar a vivir con sus padres, tenían amigos en común, sin embargo se mantuvieron del lado de él, quedando como la villana de la película. Se sentía sola, deprimida, había días que no comía, se encontraba emocionalmente vulnerable, además, debía agarrar fuerzas para dar la mejor cara al momento de estar en el aula. Había un muchacho de 16 años, llamado Sebastián, era un chico bastante aplicado, sobresalía en la materia de español, a Luana le impresionaba y se había creado un lazo entre ellos dos, al principio todo estaba en orden, es decir, entre profesora y alumno. Luana era muy discreta con su vida personal, así que Sebastián no estaba enterado de lo que le sucedía.
El joven adolescente le dijo a su mejor amigo de la escuela Lucas, que le gustaba su profesora, pero su amigo le dio a entender que era imposible, sin embargo, entre charlas con Luana, por dentro se iba generando un enamoramiento hacia ella, tanto que en una oportunidad le escribió por WhatsApp, la pudo contactar por medio de un grupo de la escuela. Primeramente, chateaban por cuestiones relacionadas a la materia y sobre temas chistosos, él solía ser muy divertido, por eso a Luana le llamaba la atención y pudo sentir en aquella interacción que no se encontraba sola. Al pasar los días la conversación fue cruzando la línea. Sebas confesó sus sentimientos y ella quedó sorprendida, pero como se hallaba en un estado de crisis emocional, no pensó en las consecuencias, siendo así, fue abriendo las puertas al amor.
Tan cegados por el amor, fueron buscando la manera de que funcionara. Sebastián le dijo a su padre que su profesora de español le ayudaría a avanzar en sus estudios, entonces sin sospechar nada le permitió hacerlo, pero aquellos encuentros en horarios extras en el salón de clases se convirtieron en citas camufladas, envueltos en un ambiente de expresiones de tantas caricias y besos apasionados. Ella le había contado sobre lo sucedido con su ex pareja, él supo comprenderla y la abrazó fuertemente, mientras lloraba profundamente, se sentía contenida en sus brazos. Comparaba a Sebastián con Jeremías por lo que no podía proporcionarle, además notaba que su pensamiento era maduro, centrado para ser tan joven, lo cual, lo distinguía de los demás. En una de sus charlas a corazón abierto, él le contó que su mamá murió de cáncer terminal de pulmón, de pequeño tuvo que convivir con el dolor, lo cual, ese suceso lo ayudó a crecer, ver la vida con otra mirada.
En una ocasión Luana le dijo: - Sebas, podemos salir a escondidas y que esto sea un secreto hasta que cumplas la mayoría de edad. Entonces él le dijo: - Me encanta lo que tenemos, jamás conocí a alguien como vos, sos diferente a todas las chicas de mi edad, que solo piensan en tonterías, con vos puedo ser abierto y hablar de cosas serias, ser yo mismo. A lo que ella respondió: - Me frustra que con vos no puedo tener una relación libre, que todos puedan saber de lo que tenemos. Sebastián le dijo: - tranquila, haremos que esto funcione, nada podrá interponerse en nuestro camino. Mañana podemos reunirnos en el parque de Las Semillas, es un lugar alejado de la ciudad, allí no nos podrán encontrar. Luana aceptó la propuesta, le gustó la idea que se verían en otro lado, completamente diferente a la escuela. Al llegar ese día, surgió un problema, y es que el padre del muchacho era sobreprotector, entonces vigilaba los movimientos de su hijo. Sebastián le dijo que iría a jugar un partido de fútbol con sus amigos, pero cuando entró a bañarse, su teléfono móvil comenzó a sonar, el chico no escuchó la llamada porque lo dejó en la sala y él se encontraba en el segundo piso. Su papá se dirigió a atender, vio que decía "Llamada de mi amor", con el perfil de su profesora. Con desespero revisó el chat de WhatsApp. No podía creer que estaba ocurriendo esto desde hace tres meses. Se enojó muchísimo con Sebastián, lo castigó y le prohibió todo contacto con su profesora. Fue a quejarse a los directivos del colegio, les mostró la evidencia de los mensajes y las fotos. También amenazó a Luana con que la denunciaría si volvía a acercarse a Sebastián. Pues según las leyes de la nación de Abdías salir con un menor es ilegal.
El director le despidió a Luana, sus padres se decepcionaron de ella, en el colegio corrió la voz de los hechos recientes, resultó que Sebastián se jactaba de haber salido con su profesora, sus compañeros lo ovacionaban por eso, gracias a ello se volvió muy popular, lo respetaban. Sin embargo, Luana estaba destrozada, se encerró por mucho tiempo en su habitación, no sabía como salir de la situación.
Luego de estar seis meses separado de Luana, Jeremías recapacitó, buscó ayuda profesional, asistió a un psicólogo que lo acompañó en su proceso de sanar y comprender lo que le pasaba, mientras continuaba la rehabilitación, sabía que debía recuperar a su esposa, todavía no habían firmado los papeles de divorcio, entonces tenía esperanzas. La volvió a contactar y acordaron encontrarse en una cafetería. Al principio se dieron un saludo frío y cortante, se sentaron, Jeremías empezó diciéndole: - Quería comentarte que estoy yendo a terapia, apareciste frecuentemente en mi mente durante estos meses, recuerdo como te desatendí, te pido una segunda chance, realmente lo siento, sinceramente estoy convencido de que lo nuestro tiene salvación, solo necesito que des ese paso. Ella le dijo: - Me alegra saber que estás bien, creo en lo que me decís, porque en los años que estuvimos juntos jamás me mostraste este lado tuyo, pero debo confesar que hice algo... Él quedó perplejo al enterarse, a pesar de lo ocurrido insistía en reconciliarse. Los dos llegaron a la conclusión que cometieron errores y querían subsanar su relación.
Tiempo después todo mejoró, Luana y Jeremías supieron arreglar su situación, en donde el orgullo y desprecio no tomo las riendas de su matrimonio. Al contrario, aprendieron a amarse, aceptarse tal cual son, la comunicación fue fundamental. A los pocos meses ella vio en Instagram que Sebastián estaba saliendo con una estudiante universitaria, se dio cuenta de que las fechas de publicación fue a pocas semanas de haber perdido el vínculo. Entendió que lo que tuvieron entre ellos no fue significante para él, cayó en su juego de adolescente.
Estos acontecimientos permitieron que Luana pudiera aprender a valorarse y respetarse más, además reflexionó en que Sebastián era un niño, la perspectiva positiva que tenía acerca de él se desintegró, era alguien que necesitaba vivir su etapa. Ella y Jeremías se mudaron a otro estado de Abdías, debido a que su esposo obtuvo una gran oportunidad de trabajo, y ella pudo reinsertarse en el mundo laboral, en un nuevo colegio de la localidad, solo que esta vez ya no volvería a equivocarse, marcando siempre un límite con sus alumnos. Entonces allí se establecieron y formaron una hermosa familia con dos hijos.
Los personajes y lugares mencionados son ficticios.