En una ciudad costera denominada El Mirador, ubicada en Argentina, vivía una niña de 7 años llamada Elena, junto a su hermano de 5 años, llamado Nicolás. Eran hijos de Pedro, un abogado con mucho prestigio, ya que era solicitado para resolver casos complejos, y por Marcela, una ama de casa, que además se encargaba de enseñarles y criarlos, ya que su marido trabajaba un montón .

Los primeros años de la vida de esta pequeña se podrían decir que fueron los más felices, hasta que llegó un tiempo en que el hogar donde reinaba la alegría, fue tornándose en un continuo calvario, es increíble como en tu propio hogar, que se supone debe brindarte calma y protección puede ser arrebatado por adultos, lo cual ocurría en la familia Ramirez, cuyos padres no lograban ponerse de acuerdo y simples discusiones se transformaban cada vez más en experiencias desagradables, mediante la violencia verbal de ambas partes, peor aún, los niños presenciaron esos momentos difíciles que dejarían huellas imborrables, sobre todo en Elena, acostumbrada a convivir con el dolor a tan tempranada edad.

Su padre fue forjando un vínculo muy cercano con su compañera de trabajo, a quien le expresaba todo lo que sucedía en su vida personal, evidentemente emergió un interés amoroso entre ellos, lo cual derivó en la separación de Pedro y Marcela, imagínense como un divorcio pudo impactar tan tristemente en la vida de seres tan vulnerables que consideraban a ellos como sus héroes. La madre de la niña no sabía que hacer, estaba sola, no podía soportar que fuese reemplazada por otra mujer, además debía criar a sus hijos, esta situación causó que ella recayera en las drogas, no se sentía capaz de salir adelante, tomó el camino de la prostitución, lo cual explicaba la razón por la cual, diferentes hombres ingresaban a la casa, Pedro disgustado por lo que su ex-esposa hacía, decidió pedir la custodia de sus hijos. Él tuvo más hijos con su pareja Claudia, no obstante, Elena y su hermano crecieron en medio de maltratos por parte de su madrasta, los amenazaba con que los llevaría a un orfanato y les decía que no valían nada porque provenían de una mujer inmunda, que cayó en desgracia. Su papá no hacía nada al respecto, quería evitar toda clase de conflictos, con tal de priorizar su relación.

A los 17 años, Elena ya se encontraba a mitad de camino de culminar su último año de educación del nivel intermedio, es decir, faltaba poco para adentrarse al mundo universitario, en aquel entonces un muchacho llamado Julián se mudó con su madre a la ciudad, ya que su tío se encontraba muy enfermo y no tenía a nadie más quien pudiera cuidarlo, él era dueño de un barco pesquero, pero debido a las circunstancias no consiguió proceder con su labor, mientras Liliana, la mamá de Julián atendía a su hermano Fernando, su hijo debió hacerse cargo del trabajo de su tío, ya era mayor de edad para ese tiempo, solo le faltaba su título secundario. Al ser una zona donde uno de sus principales recursos de alto valor es la pesca, entonces se obtenía una importante ganancia en el comercio de este rubro, por lo tanto, al chico no le faltaba nada. Aunque trabajaba y no tenía de qué preocuparse, decidió inscribirse para terminar sus estudios en el Aston College, uno de los colegios con mayor trayectoria, en el cual, también estudiaba Elena. Siendo carismático y extrovertido, compró la simpatía de los profesores y pudo integrarse fácilmente al grupo de amigos de ella.

Elena no había probado ningún acercamiento de tipo romántico hacia los chicos, todo lo que había pasado la llevaron a ser una chica tímida y muy reservada en sus asuntos, su personalidad captó la atención de Julián, quien rápidamente se presentó y a ella le agradó. Jamás conoció a alguien como él, presentía que la llevaría a vivir experiencias y sensaciones maravillosas e inolvidables, poco a poco fueron conociéndose más, se mensajeaban todos los días, y en una oportunidad la llevó al muelle de El Mirador, un lugar tan hermoso donde podes observar la braveza del mar, como las olas golpean tan fuerte, sentir las sensaciones de libertad y frescura, ese momento le recordó cuando su papá la llevaba allí con frecuencia, en la época más linda de su infancia, a partir de ese día iniciaron su noviazgo. Ella quedaba sorprendida porque Julián era muy abierto, no tenía miedo de expresar lo que aconteció en su vida, le contó que su papá había muerto en un accidente cuando era niño, que a pesar de lo sucedido pudo tomar una actitud optimista y aprender de ello. Al pasar los meses encontró en él un ambiente de amor y confianza, que para Elena, era algo desconocido, dado que no lo vivenció por cuestiones de su pasado. Julían sabía sobre como ella la pasaba mal en su casa y le propuso mudarse en un departamento en el centro de la ciudad, estando harta de permancer en ese entorno problemático, aceptó hacerlo. Ocurrió cuando ya finalizaron el trayecto escolar.

Por fin Elena se había escapado de aquella realidad tormentosa, pero su hermano aún vivía allí y ella no podía sacarlo de esa casa. En su corazón se incrementaba la esperanza y deseos de superarse junto a Julián. Sin embargo, siendo una adolescente que recién comenzaba a entrar al mundo de los adultos, con muchos sueños por cumplir, era muy ingenua y sin herramientas para saber como afrontar la vida. El hecho de que al principio pareciera que había encontrado la salvación, no significaría que sería así por siempre, la verdad que no se esperaba lo que sobrevendría tiempo después. Continuará...

 

Acá podés ver la segunda parte de esta historia:  https://www.adimvi.com/?qa=23841/el-sufrimiento-de-elena-parte-2  

 

Aclaración: Los lugares y personajes mencionados en el relato son ficticios.